* Pintura de su coronación en 1838.
El 1 de enero de 1877 estrenaba Victoria I (1819-1901),
soberana del Reino Unido e Irlanda, su flamante nueva dignidad, emperatriz de
la India (aunque usaba el titulo desde mayo de 1876), la que le regalaba su
devoto primer ministro, el conservador Benjamín Disraeli (1804-1881) por medio
del acta de títulos reales de 1876, aprobada por el Parlamento del Reino Unido,
que así reconocía oficialmente el nuevo titulo. Cuarenta años de reinado
identificaban a Victoria con una brillante etapa de prosperidad, su país convertido
en indiscutida primera potencia mundial y dueña de inmensas extensiones de
varios continentes. Aquel halo de gloria que la rodeaba, en un clima inigualado
de triunfo y adoración, exigían un soporte honorifico adecuado.
* Fotografía de Benjamín Disraeli en 1878
Además; la proclamación del Imperio Alemán, en 1871, había convertido
a Victoria Adelaida (1840-1901), su hija mayor, casada con el heredero Federico de Prusia (1831-1888), en futura
emperatriz. Una categoría superior a la de su madre y algo que al orgullo británico
le resultaría difícil de digerir.
Así, el entregado Disraeli creaba para ella (a la que no
dudaba en llamar reina de cuento de hadas) lo que era presentado como una mas
que justa titulación.
Agradecida, su patrona le ennoblecía a él, sin esperar a su
retiro de la política, convirtiéndole en conde de Beaconsfield.
* Fotografía de la reina Victoria en 1882.
*Wikipedia