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jueves, 4 de septiembre de 2014

LA OFENSIVA AÉREA SOBRE POLONIA

La conquista de Polonia por los alemanes comenzó el día 1 de septiembre de 1939 y concluyó con la capitulación de Polonia, el día 27 del mismo mes. Cronológicamente, pues, constituyó la primera campaña de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Las fuerzas en presencia fueron las siguientes:

ALEMANIA: Las fuerzas de superficie estuvieron constituidas por 2 grupos de ejércitos. El grupo de ejércitos del Norte (Generaloberst von Bock) con base de partida en Prusia Oriental y Pomerania; el grupo de ejércitos del Sur (Generaloberst von Rundstedt) con base de partida en Silesia y Bohemia-Moravia. La aportación aérea corría a cargo de dos flotas aéreas: La Luftflotte 1 (general Kesselring) y la Luftflotte 4 (general Löhr). Entre ambos sumaban alrededor de 1.600 aviones, de los cuales unos 650 eran de bombardeo medio (He111, Do17 y Ju88), 220 Ju87 (Stuka), 210 de caza (Bf109 y Bf110) y 475 de transporte (en su mayoría Ju52). Puesto que, al menos al principio, la guerra se iba a desarrollar en la proximidad de las fronteras alemanas, también fue movilizada para esta campaña la reserva de caza (216 aviones en total) a cuyo cargo corría la defensa aérea del territorio oriental de Alemania. Sin embargo, al no realizar la aviación polaca ninguna incursión sobre la zona alemana, estas unidades no llegaron a actuar. 


*Ejes del avance alemán durante la invasión de Polonia





**Formación de Bf 109, aparato que llevo la parte del león en la obtención de la superioridad aérea sobre Polonia.


**Caza pesado Bf 110,  en la fotografía en su configuración de caza nocturno de largo alcance. Aparato extremadamente versátil como caza y como avión de ataque a tierra.




**Formación del legendario Ju 87 <<Stuka>>, el más importante avión de ataque en picado de la Segunda Guerra Mundial. La cooperación entre este aparato y blindados se convirtió en sinónimo de la Blitzkrieg y se transformó en un recuerdo inolvidable para quienes escucharon sus sirenas al entrar en descenso para bombardear sus objetivos. 


**Bombardero medio Ju 88 






POLONIA: El ejército polaco de superficie, bajo el mando supremo del mariscal Rydz-Smigly, estaba organizado en 3 grupos de ejércitos situados inicialmente en las zonas de Cracovia, Lodz y Posen. Su plan estratégico se basaba en una postura esencialmente defensiva. Las fuerzas aéreas polacas sumaban alrededor de 1.400 aviones. Sin embargo, sólo unos 800 de ellos tenían cierta capacidad operativa y aun de éstos últimos solamente la mitad podía considerarse que tenían una plena eficiencia de combate. Orgánicamente, estaban integradas en 8 regimientos (además de 10 escuadrillas de la aviación naval) parte de los cuales formaban respectivamente la brigada de caza y la brigada de bombardeo, que eran las unidades más selectas de la aviación polaca. Los aviones polacos más corrientes eran los PZL 11 y P7 A de caza, los P23 y PZL 37 de bombardeo y los RWD8, R XIII y RWD 14 de reconocimiento y apoyo táctico. Las operaciones se caracterizaron por dos aspectos diferentes: uno, la rápida conquista del dominio aéreo por la Luftwaffe alemana; otro, la irresistible penetración en territorio polaco de las unidades terrestres germanas.


***El  PZL P.7 era el aparato principal de la fuerza de caza polaca durante la guerra.



***Avión caza polaco PZL 11 



***Bombardero polaco PZL 37





***El PZL 23 fue el principal bombardero y avión de reconocimiento polaco empleado durante la Invasión de Polonia.




***Avión de entrenamiento  RWD 8, usado en la guerra para efectuar reconocimientos y ataque ligero a tierra.




La lucha por el dominio aéreo se desarrolló en la doble forma (que luego se haría clásica), de aniquilar a la aviación enemiga tanto en combate en el aire como mediante masivos ataques contra sus bases aéreas y centros de producción aeronáutica. Desde el primer día de operaciones, la Luftwaffe atacó intensamente todas las bases aéreas polacas destruyendo a un gran número de aviones estacionados en las mismas. 

Asimismo fueron duramente atacados los más importantes complejos aeronáuticos; tanto fue así que, tras los tres primeros días de operaciones, los nueve principales centros industriales aeronáuticos polacos trabajaban a un 30 % de su rendimiento habitual, en tanto que el más importante de todos ellos (las fábricas PZL), el día 4 estaba ya virtualmente destruida. La penetración en por tierra constituyó la inauguración del nuevo sistema bélico de la Blitzkrieg (guerra relámpago) que tantos éxitos iba a proporcionar a Alemania durante los tres primeros años de la Segunda Guerra Mundial. 

En esencia, consistía en un arrollador avance de las unidades acorazadas y mecanizadas, magistralmente apoyadas por la aviación a través de una íntima y bien coordinada cooperación aeroterrestre, en la que el binomio «avión / carro de combate» constituía una unidad táctica de elevadísimo rendimiento. El desarrollo operacional de la campaña se caracterizó por la continua irrupción de las fuerzas alemanas, arrollando la resistencia polaca, según múltiples ejes de avance que acabaron por coincidir en las zonas de Brest-Litowsk, Varsovia y Przemysl. 

La ciudad de Cracovia cayó en poder de los alemanes el día 6 de septiembre, lo que forzó al mando polaco a jugar su última baza en la batalla del Bzura (entre el 8 y 17 de este mes) en la que la entrada en juego de todas las reservas polacas puso en repentinas y temporalmente serias dificultades a las fuerzas alemanas. El grave problema fue solventado por los alemanes gracias a la actuación intensiva de la Luftwaffe, la cual contribuyó en grado sumo a la aniquilación de las 20 divisiones polacas (unos 200.000 hombres) que encarnaban las últimas posibilidades polacas. Después de la batalla del Bzura, la resistencia polaca se derrumbó de golpe, hecho al que contribuyó sobremanera la invasión de Polonia oriental por el ejército soviético, efectuada (de acuerdo con el gobierno alemán), a partir del día 17 de septiembre. 

El día 21 Varsovia era sitiada por los alemanes y sometida a fuertes bombardeos de la artillería y la aviación. Por último, el día 27, con la capitulación de Varsovia, concluyó la resistencia polaca y los alemanes ocuparon toda la parte occidental de Polonia, en tanto que los rusos hicieron lo propio con la zona oriental. Además de cuanto queda expresado, la guerra aérea se caracterizó por la indudable superioridad de la Luftwaffe, la cual barrió del cielo a su oponente a pesar de la bravura de los pilotos polacos. La lucha aérea se redujo al intento polaco del día 4 de septiembre, en el que la brigada de bombardeo se empleó a la desesperada para detener la irrupción de las unidades acorazadas alemanas.

Los resultados sólo fueron temporalmente satisfactorios y en cambio las pérdidas polacas ascendieron a más del 50% de los aviones atacantes. Asimismo, por parte polaca, cabe destacar la cerrada defensa que los aviadores efectuaron del cielo de Varsovia, ciudad que la Luftwaffe bombardeó sistemáticamente (aunque al principio con muy reducidos efectivos) desde el primer día de las hostilidades. En estos combates aéreos (los mayores de toda la campaña), la Luftwaffe sufrió la mayor parte de sus pérdidas. Por parte de la Luftwaffe cabe destacar el sistemático castigo desencadenado durante las tres primeras jornadas de la guerra contra todas las redes de comunicación enemigas. Debe mencionarse el hecho de que, en estos ataques, el mando alemán se abstuvo cuidadosamente de causar daño alguno a aquellas vías que poco después pensaba utilizar en beneficio del avance de sus fuerzas terrestres.

A partir del día 8 la aviación polaca cesó prácticamente de luchar en forma organizada (salvo en la defensa de Varsovia) como consecuencia de la extremada y creciente penuria de repuestos y combustible. Atacada en sus bases más orientales por la aviación soviética (a partir del día 17), optó, en la medida que pudo, por refugiarse en la vecina Rumania. De esta manera pudieron ser salvados 116 aviones, muchos de cuyos pilotos se integrarían después en las fuerzas aéreas francesas y, principalmente, en la RAF británica. Desde el punto de vista histórico, cabe destacar el bombardeo aéreo de Varsovia efectuado el día 25 de septiembre por unos 400 aviones alemanes, los cuales lanzaron alrededor de 630 toneladas de explosivos. Este bombardeo puede considerarse como el primer gran bombardeo aéreo de la historia realizado contra una ciudad de primera categoría. 

EL BALANCE GENERAL de pérdidas aéreas fue el siguiente: La aviación polaca sufrió la pérdida de unos 665 aviones (de ellos 333 en combate y 332 destruidos en el suelo o capturados por los alemanes y rusos). Por su parte, la Luftwaffe perdió 285 aviones en combate, más otros 279 dados de baja definitivamente a causa del alto grado de las averías sufridas. Asimismo, la Luftwaffe tuvo 513 muertos o desaparecidos, un 85 % de los mismos entre las tripulaciones de vuelo. La gravedad de las pérdidas alemanas demuestra claramente la inusitada resistencia opuesta por los aviadores polacos, que si bien defendieron su patria con denuedo, no fue suficiente para detener a la nueva maquinaria militar germana.














*Archivo del autor
**Bundesarchive
***Wikipedia


martes, 2 de septiembre de 2014

MASACRE EN QUEBRADA SECA 1983



INTRODUCCIÓN


Para 1983, la guerra salvadoreña se encontraba en la etapa conocida como <<guerra de movimientos>>. Los terroristas del FMLN realizaron múltiples acciones, políticas y militares con el objetivo principal de extender su presencia a todo el territorio nacional.

El FMLN desarrollo una estrategia de fortalecimiento y expansión, la que fue posible debido a la necesidad de la Fuerza Armada de mantener presencia en la mayoría de poblados y puntos estratégicos, a fin de negar en esas áreas influencia a los subversivos. Debido a esto, el ejército desplegaba unidades pequeñas en áreas de persistencia terrorista y que eran vulnerables por su dimensión.

Esta situación fue aprovechada por los terroristas quienes atacaban a estas pequeñas unidades con gran concentración de fuerzas (utilizando una proporción de 5 a 1) al mismo tiempo estableciendo emboscadas en las posibles rutas de refuerzo. El ataque a estas pequeñas unidades en posiciones fijas, terminaba con la captura o muerte de sus miembros así como de las unidades enviadas en su apoyo, además de que lograban requisa de medios.


EL ATAQUE


De acuerdo a la información de que disponemos, la noche del martes 24 de mayo de 1983, por lo menos un batallón de la brigada Felipe Peña Mendoza de las FPL (alrededor de 300 subversivos) atacaron las posiciones defensivas que custodiaban el puente Quebrada Seca, a la altura del kilómetro 79 sobre la carretera Panamericana, cantón San Francisco Chamoco, departamento de San Vicente. Las posiciones eran ocupadas por una unidad perteneciente a la 5° Brigada de Infantería al mando del Tte. Milton Ibarra Chicas, formada por 82 efectivos de tropa de la 1° compañía (en su mayoría) y la 4° compañía de fusileros.




*Ubicación de Quebrada Seca en la Republica de El Salvador
(Círculo rojo)



El ataque comenzó a las 2200 horas del martes 24. En total  9 soldados habían muerto en combate en las posiciones defensivas en torno al puente mismo y un numero indeterminado de efectivos fueron capturados en las posiciones avanzadas. Los datos disponibles al respecto son confusos: La Prensa Gráfica en su edición del 1 de junio de 1983 informaba <<que 17 elementos de la tropa defensora del puente habían logrado retirarse hacia el puente Cuscatlan ante la superioridad numérica de los atacantes>> mientras que la AP informaba el 25 de mayo de 1983 que <<17 soldados se encontraban desaparecidos>>. Estas cifras, están sujetas a confirmación.

Entretanto, un grupo de irreductibles luego de resistir por 8 horas el ataque de fuerzas superiores y tras agotárseles las municiones, deciden rendirse. Eran alrededor de las 0600 horas, del miércoles 25 de mayo. El comando de la 5° brigada de infantería mantuvo comunicación con los defensores del puente hasta las 0400 horas.

El puente de estructura metálica fue dinamitado, interrumpiendo el paso con el oriente del país, en una campaña de destrucción que durante 3 años había dejado más de 60 puentes destruidos por subversivos marxistas-leninistas del FMLN. Una unidad enviada en apoyo fue emboscada (por alrededor de 100  terroristas) a la altura de El Junquillal, departamento de San Vicente, lo que no permitió la llegada de auxilio a la tropa sitiada.

Con total alevosía y premeditación, los jefes de las FPL que dirigían las columnas que atacaron Quebrada Seca ordenaron que se ejecutaran a los 33 soldados capturados por no haberse rendido antes, sino que resistieron valientemente el ataque hasta terminarse sus municiones. Fueron condenados a ser ejecutados sumariamente por el hecho de haber cumplido su deber. 

Los valientes soldados fueron alineados en las inmediaciones del mismo puente, algunos amarrados con los brazos hacia atrás, otros hacia adelante, todos obligados a tenderse sobre el piso y luego ejecutados mediante disparos a quemarropa, haciendo un total de 42 efectivos muertos (33 ejecutados y 9 muertos en combate)


Luego de ser asesinados a mansalva al más puro estilo estalinista, los terroristas mutilan los cadáveres de los ejecutados, apuñalándolos y cortándoles a algunos sus orejas y extremidades superiores.  





 * Los subversivos, miembros de la brigada Felipe Peña Mendoza de las FPL, atacaron las defensas del puente con fuerzas superiores. Los refuerzos enviados en auxilio de las tropas sitiadas fueron emboscados.










***La Prensa Gráfica publico en su documento <<Conflicto en El Salvador>> de 1992, esta nota acerca de las acciones.


Evidencia fotográfica fue presentada por asesores norteamericanos que realizaran la investigación del caso, señalando que efectivamente los 33 soldados ejecutados por los subversivos presentaban tatuajes de pólvora debido a que recibieron impactos de bala a corta distancia, la mayoría de estos en sus cabezas, lo que no podría suceder en un combate realizado en plena oscuridad.






***El coronel José Dionisio Hernández (izquierda), comandante de la 5° brigada de infantería junto al destruido puente.




****Otra imagen del caído puente, de oriente a poniente. A la derecha de la foto puede apreciarse el vado utilizado para el paso vehicular durante la reconstrucción del puente.



Luego de esta demostración de barbarie comunista, se hizo evidente para la tropa que habría que actuar con mayor dureza en el futuro, para evitar ser víctimas de una ejecución, siendo preferible morir en acción que rendirse.

Esta masacre, que recibió amplia difusión en los medios de comunicación de la época, es apenas recordada hoy en día y queremos con este artículo rendir el más profundo homenaje a  quienes pagaron con su vida, el más alto precio por la defensa de nuestra Patria, ante los ataques inmisericordes de las hordas comunistas.





***Portada de la Prensa Gráfica del 1 de junio de 1983, edición en la cual se dio cobertura al hecho






*** Edición del 4 de junio de 1983 de La Prensa Gráfica, donde se muestra la evidencia fotográfica a los medios de comunicación de este crimen de guerra.



**IMÁGENES DE LA MASACRE REALIZADA POR LOS TERRORISTAS DE LAS FPL.



























*El puente en la actualidad.



Elevaciones circundantes al puente


*




*****


*La Quebrada Seca hoy en día



*****Minuto de silencio en memoria  de los defensores por parte del Círculo de Escritores Militares en mayo del 2014



*Ofrenda floral presentado por el Círculo de Escritores Militares (CEM) en mayo del 2014 como homenaje a los héroes caídos en el cumplimiento de su deber.













*Archivo del autor
**Vídeo Coprefa
***La Prensa Gráfica
****El Diario de Hoy
*****Luis Monzón





















































lunes, 1 de septiembre de 2014

DOCUMENTAL ALEMÁN DE LA CAMPAÑA POLACA DE 1939






75° ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL


*Tropas alemanas removiendo las barreras en un paso fronterizo con Polonia, el primer día de la guerra.



Hace 75 años exactos se inició la Segunda Guerra Mundial, que derivaría luego en el mayor conflicto sucedido a la humanidad. El primer incidente de esta cruel guerra mundial, sería el que hoy es conocido como Operación Himmler, Provocación de Gleiwitz o Incidente de Gleiwitz, nombre dado a la operación de bandera falsa (operaciones encubiertas llevadas a cabo por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñadas para aparecer como si fueran llevadas a cabo por otras entidades) dirigida por Alfred Helmut Naujocks, bajo las órdenes de Reinhard Heydrich, tras la que Alemania invade Polonia sin previa declaración de guerra.

La operación consistió en un ataque por tropas alemanas con uniforme polaco a la emisora de radio fronteriza alemana de Gleiwitz (Gliwice, nombre oficial polaco actual), para luego difundir un mensaje en que se animaba a la minoría polaca de Silesia a tomar las armas contra Adolf Hitler. Como prueba del ataque, los nazis asesinaron y vistieron con uniformes polacos a algunos prisioneros de campos de concentración.

Mucho de lo que se sabe sobre el incidente Gleiwitz proviene de la declaración jurada de Alfred Naujocks (1911-1966) en los Juicios de Nuremberg. En su testimonio, él declaro que él organizó el incidente bajo las órdenes de Reinhard Heydrich (1904-1942)  y Heinrich Müller (1900-desaparecido en 1945) , jefe de la Gestapo.



*Alfred Naujocks fotografiado luego de su captura por tropas norteamericanas el 19 de octubre de 1944. 



En la noche del 31 de agosto de 1939, un pequeño grupo de agentes alemanes, vestidos con uniformes polacos y dirigido por Naujocks, se apoderó de la estación de Gleiwitz y transmitió un corto mensaje anti-alemán en polaco (las fuentes varían acerca del contenido del mensaje). El objetivo de los alemanes era hacer pasar el ataque y la difusión del mensaje como la obra de saboteadores polacos anti-alemanes.

Para que el ataque pareciere más convincente, los alemanes llevaron a Franciszek Honiok, un alemán de Silesia conocido por simpatizar con los polacos, que había sido detenido el día anterior por la Gestapo. Honiok fue vestido para parecerse a un saboteador; luego de ser asesinado por inyección letal, recibió heridas de bala, y se le dejó muerto en el lugar, por lo que parecía haber sido asesinado mientras atacan la estación. Su cadáver fue posteriormente presentado como prueba de la agresión a la policía y la prensa.

Además de Honiok, varios otros prisioneros del campo de concentración de Dachau se mantuvieron a disposición para este fin. Los alemanes que les denominaban con la frase clave << Konserve>> (productos enlatados). Por esta razón, algunas fuentes se refieren incorrectamente al incidente como <<Operación productos enlatados>>.  En un testimonio oral en los juicios, Erwin von Lahousen declaró que su grupo en la Abwehr fue uno de los dos a los que se les dio la tarea de proporcionar uniformes polacos, los equipos y las tarjetas de identificación, y que más tarde le fue dicho por el almirante Wilhelm Canaris que la gente de los campos de concentración había sido disfrazada con estos uniformes y se le ordenó atacar a las estaciones de radio.




*Las siguientes fotografías muestran la placa conmemorativa en el lugar del ataque a la estación de radio, cuya antena de madera aún se conserva (foto inferior)










El incidente Gleiwitz fue parte de una operación mayor, realizada por la Abwehr y las fuerzas de las SS. Al mismo tiempo del ataque de Gleiwitz, hubo otros incidentes orquestados por Alemania a lo largo de la frontera con Polonia, como por ejemplo incendios en el Corredor Polaco y propaganda falsa. Todo el proyecto, bautizado como Operación Himmler tenía la intención de dar la apariencia de la agresión polaca contra Alemania.

Durante meses antes de la invasión de 1939, los periódicos alemanes y los políticos, entre ellos Adolf Hitler, acusaron a lalas autoridades polacas de organizar o tolerar violentas campañas de limpieza étnica contra los alemanes que vivian en Polonia.


*El Führer rinde homenaje al joven ejército alemán que se dispone a hacer temblar a Europa. 



Al día siguiente del ataque de Gleiwitz, 1 de septiembre de 1939, Alemania inició la <<operación blanco>> (la invasión de Polonia) dando inicio a la Segunda Guerra Mundial en Europa . El mismo día, en un discurso ante el Reichstag, Adolf Hitler citó los incidentes fronterizos, llamando a 3 de ellos como muy graves, como justificación para la invasión de Polonia por Alemania.  Sólo unos días antes, el 22 de agosto, en una reunión preparatoria dijo a sus generales: <<Voy a proporcionar un motivo (casus belli) que justifique la guerra, su credibilidad no importa. No se le pregunta al vencedor si dijo la verdad>>.







*SGM images

LAS CLAVES NUNCA CONTADAS DE UNA CONTIENDA QUE DIVIDIÓ EL MUNDO DURANTE MEDIO SIGLO




El tiempo ha ayudado a matizar protagonismos sin base histórica creados por intereses de la posguerra, y ahora, cuando empieza a apagarse el eco de «los cañones de agosto», de los actos por el centenario de la Gran Guerra, iniciamos con el mes de septiembre otro aniversario, el setenta y cinco de lo que se considera el comienzo de la más evidente consecuencia de la anterior conflagración, segunda parte de una contienda que, en realidad, se extendió entre 1914 y 1989, entre Sarajevo y la caída del Muro de Berlín, tiñendo de horror al siglo XX. Una centuria cuya primera parte conoció las más terribles carnicerías, con cifras impensables hasta entonces de destrucción y muerte. Y una segunda bajo el miedo a una guerra planetaria que acabara con todo y con todos en un holocausto nuclear. En el gozne entre esas dos partes, en el epicentro de la larga contienda del siglo XX, la Segunda Guerra Mundial superó con creces a su antecesora y abrió las puertas a la Guerra Fría y el terror atómico.

Fascinación. Por su dimensión, por su extensión, por el número de países implicados, por el total de víctimas… por todas y cada una de sus magnitudes no ha habido jamás una contienda igual. Quizá sea ése el motivo de la fascinación que ejerce aún sobre una sociedad ávida de conocer más y mejor los pormenores y circunstancias de toda aquella época. Fascinación que parece trasladarse de una generación a otra: setenta y cinco años después, cuando sus últimos protagonistas nos abandonan ya, la Segunda Guerra Mundial sigue acaparando títulos de ensayos, novelas o biografías. Cientos de libros se publican aún en todo el mundo sobre el tema. Un tema que es recurrente en las pantallas de nuestros cines y en series televisivas, de ficción o documentales, por no citar los numerosos foros de internet, donde los más jóvenes rugen en un permanente combate dialéctico sobre todo tipo de cuestiones acerca de esta guerra.

Pero el paso del tiempo matiza las verdades asumidas entonces como irrefutables, evidencia las versiones destinadas más a oscurecer que aclarar, pone en entredicho las interpretaciones más pendientes de condenar que de entender. Equilibra protagonismos tergiversados en aras más a intereses de la posguerra, que a realidades de la propia guerra. No sé si a estas alturas estaremos más cerca de la verdad (¿cuál es la verdad?). Pero es evidente que hay otra forma de explicar esa guerra, otra manera de contarla, otro modo de encarar los acontecimientos. Posiblemente descubramos entonces nuevas dudas donde siempre habíamos creído tener certezas.

Guerra en Asia El inicio. Lo primero que deberíamos poner en entredicho es esta propia fecha. El 1 de septiembre de 1939 comenzó la guerra en Europa, pero hacía ya más de dos años que se combatía encarnizadamente en Asia. Desde 1937 Japón y China se enfrentaban en una contienda que sólo en Nankín había provocado más de 100.000 muertes. En ese momento ya estaban delimitados los dos bandos en que el mundo fue quedando dividido conforme avanzaba la Segunda Guerra Mundial. Y su influencia en el desarrollo de ésta resultó decisiva. La presencia japonesa en la zona llevó a un enfrentamiento armado con la Unión Soviética: Khalkin Gol, una guerra corta pero cruenta, se resolvió justo a tiempo para que el Ejército Rojo pudiera enviar sus unidades a invadir Polonia y cumplir así su acuerdo con Alemania. Por su parte, Tokio, tomando buena nota de su humillante derrota, se abstuvo de apoyar a Hitler cuando éste lanzó sus <<panzer>> contra la URSS. Ello permitió a Stalin utilizar sus divisiones siberianas para defender Moscú, lo que supuso el primer frenazo de la Wehrmacht en el Este. La guerra en China sería también causa de que Washington cortara el suministro de materias primas a Japón, entre ellas el vital petróleo, y su consecuencia fue el ataque japonés a Pearl Harbor y la participación directa de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Una guerra que, evidentemente, comenzó en Asia. Y en Asia terminaría nueve años más tarde.

Polonia. Otra cuestión a revisar es la relativa a Polonia. Los manuales sostienen que Londres y París declararon la guerra al Reich en defensa de la integridad territorial polaca. Sin embargo, aparte de exigirle firmeza y prometerle apoyo, los aliados poco más hicieron por Polonia que atrincherar sus fuerzas tras la Línea Maginot, mientras los polacos esperaban en vano una supuesta ofensiva franco-británica que aliviara su situación. Tal ofensiva nunca llegó a producirse, porque Polonia no era causa, sino pretexto para la ruptura de hostilidades. El Reino Unido y Francia lo que buscaban era frenar a Hitler tras sus repetidos incumplimientos y el abandono de todas las obligaciones impuestas a Berlín por el Tratado de Versalles. Si realmente Polonia fuera el motivo de su preocupación, habrían extendido a Moscú su declaración de guerra cuando dos semanas más tarde el Ejército Rojo invadió el país por el Este para completar lo que la Wehrmacht estaba llevando a cabo por el Oeste.

Terminada la contienda, cuyo inicio se legitimaba por la defensa de Polonia, de la integridad territorial polaca, no hubo inconveniente en la amputación de casi un tercio del país (compensada, solo en parte, con la anexión de territorios alemanes) y la subordinación de Varsovia a una dictadura extranjera.

Vichy. En 1940, tras la derrota de Francia, llegó el Armisticio y el establecimiento del régimen de Vichy. Una cuestión sobre la que se podría debatir extensamente, en especial sobre el auténtico papel jugado por la Resistencia a lo largo de sus cuatro años (y no sólo en los últimos meses, cuando ya era evidente la derrota alemana). O sobre la patética figura de Pétain, que de encarnar la firmeza del pueblo francés frente a los alemanes, por su defensa de Verdún en 1916, pasó a simbolizar el entreguismo y la colaboración con el enemigo. No debió ser sólo él, ya que tras la Liberación, Francia vivió una feroz represión que alcanzó a decenas de miles de personas y obligó a que tanto Estados Unidos como al Reino Unido exigieran a De Gaulle que parara tamaña persecución. Cerca de 80.000 franceses fueron encarcelados y no menos de 10.000 ejecutados. Otros miles más serían depurados de sus puestos de trabajo, cargos u honores, depuración que se extendió incluso a los fallecidos previamente.

El Blitz. Vencida Francia, el objetivo de Alemania era llegar a un acuerdo de paz con Londres y al no lograrlo lanzó su ofensiva aérea para reducir la voluntad de resistencia de los británicos, el Blitz. Una campaña de bombardeo sistemático, primero contra bases aéreas y objetivos militares y posteriormente contra las ciudades y la población civil. Nadie duda de que aquel fuera un momento clave de la contienda. El Reino Unido era ya el único oponente que se resistía a los nazis y su derrota hubiera significado el fin de la guerra y la consolidación de todas las conquistas germanas. La definitiva victoria de Hitler. Sin embargo, los cazas británicos pudieron mantener a raya a la Luftwaffe a lo largo de casi una decena de meses, hasta que Göring se dio por vencido y suspendió los ataques. «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos» sentenciaría Churchill como tributo a los pilotos en una de sus frases tan brillantes como rotundas, pero pudo haber especificado algo más, pues una gran parte de esos «pocos», aunque tripularan aviones británicos que llevaban la escarapela de la RAF en sus alas y fuselaje, procedían de otros muchos y distantes países.

En la batalla de Francia, el Reino Unido había perdido no menos de 300 aparatos y, lo que es peor, a sus pilotos. Aunque las fábricas trabajaban a tope para reponer los aviones perdidos, compensar las pérdidas humanas era mucho más difícil, máxime si se tiene en cuenta que los primeros ataques de la aviación alemana se centraron en las bases aéreas. Serían entonces aviadores polacos, franceses y checos expatriados quienes tomaran los mandos de un buen número de aviones para defender el Reino Unido, junto a canadienses y voluntarios estadounidenses, que anticiparon por su cuenta la intervención de su país en la guerra.

Monty. El ventajismo de Mussolini abrió nuevos frentes de batalla y extendió la guerra a diversos escenarios y países, obligando a Alemania a dispersar sus fuerzas. África del Norte, el desierto, sería el marco del más emblemático de esos enfrentamientos. Allí los italianos, con la ayuda de un par de divisiones alemanas, pudieron mantener una guerra singular en la que uno y otro contendiente avanzaba o retrocedía alternativamente miles de kilómetros. Rommel sería el héroe de esa campaña. Pero el vencedor resultó ser Montgomery, siguiendo el plan de su antecesor Auchinleck. Un plan tan sencillo como el de no desatar la ofensiva hasta no tener una abrumadora superioridad sobre el enemigo, tanto en hombres como en material. Con tal superioridad venció en El Alamein. Pero si los germano-italianos pudieren ser desalojados del norte de África se debió más a las fuerzas desembarcadas en el otro extremo del continente, en Marruecos y Argelia, que a su labor de estratega.

Mitificado (sobre todo por él mismo) Montgomery no tuvo demasiados éxitos posteriores. Ralentizadas sus tropas en Sicilia, vería con rabia como Patton le adelantaba en su carrera por llegar a Messina, el objetivo final de la campaña. En Normandía quedó atascado en Caen durante semanas, hasta que los americanos, que ya para entonces estaban a las puertas de París, vinieron en su auxilio (otra vez Patton). En Amberes, vital para el abastecimiento de los aliados, el puerto no pudo quedar operativo por la lentitud de las operaciones en las islas adyacentes. Por fin, la que debía de ser su actuación estrella, Market Garden, cruzar el Rin y entrar en Alemania, en el Ruhr, desde el norte de Holanda, fue uno de los más sonados fracasos de toda la guerra. Hoy, sin embargo, Monty sigue siendo uno de los grandes mitos de la contienda. Fue un general que cumplió su misión, pero no un buen general. Quizá porque todos los países necesitan tener su propio héroe en cada guerra.




Pearl Harbor. El ataque a los buques americanos en las Hawái es otro de los mitos recurrentes. Aparte de las diferentes interpretaciones, incluso de mandos de la US Navy, sobre la «colaboración» de Washington a esa agresión de los japoneses que permitió a Roosevelt oficializar una guerra en la que, de hecho, ya estaba participando, la operación en sí, por muy alevosa que fuera, no constituyó un caso singular en esta contienda. Antes que Pearl Harbor, sin previo aviso ni declaración de guerra, fueron bombardeadas e invadidas Polonia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Yugoslavia o la URSS, con la diferencia de que los norteamericanos fueron atacados en una base naval, sufriendo menos de un centenar de muertes entre los civiles, aunque si muchas bajas militares, mientras en Varsovia, Rotterdam o Belgrado las víctimas se contaron por decenas de miles. Alevoso sí, como tantos otros, pero no tan singular como se nos presenta tan magnificado ataque, singularizando su fecha como «Día de la Infamia» en una guerra llena de tantas infamias.

Barbarroja. La decisión de Hitler de invadir la URSS, además de resultar un error histórico, se basó en la falsa premisa de que los soviéticos preparaban la guerra contra el Reich. Por el contrario, el cumplimiento por parte de Moscú de los acuerdos sellados entre Molotov y Ribbentrop en el verano de 1939, fue total. Tanto que las potencias occidentales, y sobre todo la opinión pública, consideraban a Stalin el aliado más firme de Hitler. Sólo hace falta ver las caricaturas en la prensa de la época. Y un dato más, la Luftwaffe se había organizado y preparado en tierras rusas en una base cedida por el Kremlin, a causa de las restricciones que imponía a Alemania el Tratado de Versalles. Incluso, durante la Talvisota, la guerra de invierno entre la URSS y Finlandia, franceses y británicos consideraron mandar un cuerpo expedicionario a combatir contra el Ejército Rojo. Si la intervención, que hubiera sumado definitivamente a la URSS con las fuerzas del Eje, no llegó a consumarse se debió sólo a que la contienda se remató antes de que las tropas aliadas estuvieran listas para su embarque. Stalin confiaba en Hitler tanto como Hitler desconfiaba de Stalin. Por eso desoyó los múltiples avisos en los que se le anunciaba la fecha exacta del ataque. Aún minutos antes de que la maquinaria militar germana pusiera en marcha la invasión, un tren cruzaba la frontera con suministros de guerra soviéticos para Alemania.

El día D. El desembarco de Normandía es sin duda otra de las acciones claves de la guerra. La mayor operación de desembarco llevada a cabo en la historia que, aunque no logró los objetivos inicialmente previstos, resultó un éxito incuestionable. Lo que se puede cuestionar, sin embargo, es en qué medida decidió la contienda. Porque a Berlín se llegó desde el este. Mientras en las playas de Normandía desembarcaban varios cientos de miles de hombres, el Ejército Rojo movilizaba cerca de seis millones de soldados en una serie de ofensivas que abarcaban desde el Báltico al Mar Negro, que culminaron con la Operación Bagration, haciendo que Rumanía, Finlandia y Bulgaria cambiaran de bando y obligando a las tropas germanas a evacuar Serbia, Grecia y Albania, así como a intervenir en Hungría y Eslovaquia para que esos países no se desligaran también de Alemania. La Operación Overlord, nombre en clave del desembarco, ni tan siquiera forzó a la Wehrmacht a desplazar una sola división desde el Frente del Este al Oeste. Sin embargo, en otro aspecto, la llegada de las fuerzas anglo-americanas a la Europa Occidental resultó a la larga decisiva, porque sin su presencia, los carros soviéticos no se hubieran detenido en Berlín en la primavera de 1945 y toda Europa hubiera quedado sometida a los dictados de Moscú.




La bomba. Japón estaba derrotado. Y lo sabía. A través de intermediarios pretendía negociar la paz. Su única exigencia era que se respetase al Emperador. Pero los aliados no se avinieron a ninguna condición. A pesar de todo ello, el fin de la guerra parecía inminente y las divisiones en el gabinete de Tokio presagiaban un rápido desenlace. La URSS, única potencia que no estaba en guerra con Japón, pero que se preparaba para hacerlo en cuanto hubiera trasladado el grueso de sus fuerzas a Asia, era la más reticente, porque no quería dejar escapar el botín que ansiaba: Vladivostok, Sajalín y las Kuriles, que le permitirían un acceso directo al Pacífico. En esas circunstancias, el presidente Truman, que al contrario de Roosevelt mantenía una mala impresión de Stalin y pocas simpatías por los soviéticos, ordenó lanzar la bomba atómica. Con ello aceleraría la ya inevitable decisión japonesa, pero, sobre todo, mandaba el mensaje a Moscú de que los Estados Unidos no sólo tenían la bomba, sino que no dudaban en usarla. Clara advertencia para el mundo que se iniciaba en la posguerra. Nacía la Era Atómica y ya se vislumbraba la Guerra Fría.









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