*Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de
Múnich durante el juicio.
Hace hoy 90 años se producía el fallido golpe de
Estado conocido como el “Putsch de Munich”, germen del ascenso del fascismo al
poder en Alemania 10 años después.
Nadie presagiaba aún que aquel golpe de Estado llevado
a cabo por Hitler en Munich, conocido como el “Putsch de la Cervecería”,
supondría, a pesar del fracaso, el punto de partida del ascenso del líder nazi
al poder 10 años después.
En primer lugar, porque los nueve meses que Hitler
pasó en la prisión de Landsberg por este hecho, le sirvieron para escribir “Mein
Kampf” (Mi lucha), el tratado en el que plasmó bien claras las ideas que
desarrollaría después hasta llevar el horror a Europa. Allí estaban presentes
desde el antisemitismo que provocó el Holocausto, hasta sus intenciones de
expandir Alemania hacia el Este. Y en segundo lugar, porque aquella rebelión
fallida llevó al líder nazi a alterar sus planes, convenciéndose de que la
violencia no era el camino para alcanzar el poder, sino que debía utilizar los
procedimientos de la democracia para destruir después a la democracia misma.
El “Putsch de Munich” comenzó la tarde del 8 de
noviembre. Nadie imaginaba aún el peligro que suponía aquel pequeño partido
dirigido por ese personaje nacido en el Imperio Austrohúngaro.
BÜRGERBRÄUKELLER
Tenía 34 años cuando irrumpió en la Bürgerbräukeller,
junto a un contingente de las SA. Esta organización paramilitar se había
convertido en la encarnación de la voluntad nazi de alcanzar el poder por medio
de la violencia. El líder del partido nazi, junto a Hermann Göring, Alfred
Rosenberg y Rudolf Hess, llegaba a la famosa cervecería de Múnich cuando el
gobernador de Baviera, Gustav von Kahr, pronunciaba un discurso delante de
3.000 personas.
Cerca de 600 hombres bloquearon las salidas de la
famosa cervecería fundada en 1885 y Hitler entró por la puerta delantera.
Después disparó un tiro al techo y se subió de un salto sobre una silla,
gritando: “¡La revolución nacional ha estallado!”.
Hitler se había inspirado para aquella acción en la
marcha sobre Roma que había llevado a Mussolini al poder en Italia un año
antes. Quería utilizar Múnich como base de su lucha contra el gobierno de la
República de Weimar, proclamar un Estado rebelde en Baviera e iniciar después
una guerra con la intención de avanzar hasta Berlín.
GOBIERNO PROVISIONAL
Los nazis declararon inmediatamente un gobierno
provisional en Baviera. Los cuarteles de la Reichswehr y los de la policía eran
ocupados e hicieron algunos rehenes entre los miembros del Gobierno bávaro. “Hitler
declaró que la revolución nacional iba dirigida únicamente contra el Gobierno
judío de Berlín”, se informaba el día siguiente, cuando las fuerzas de Ernst
Röhm, entre las que se encontraba Himmler, ocuparon el Ministerio de Defensa
bávaro y se enfrentaron a las fuerzas gubernamentales.
“La revolución había dado comienzo ya”, insistía un
Hitler que cometió el error de dejar en libertad a los tres hombres del
Gobierno retenidos en Bürgerbräukeller. Les había dado su compromiso de apoyar
el golpe de Estado, pero, tras ser liberados, dieron inmediatamente las órdenes
a la Policía de acabar con la revuelta.
LA MARCHA DE HITLER
Ante esta situación, Hitler decidió marchar sobre
Munich con el mariscal Ludendorff a la cabeza. El futuro “Führer” estaba
convencido de que no solo la Policía no dispararía contra estos veteranos de la
Primera Guerra Mundial, sino que, además, se uniría a ellos. Pero no salió como
él esperaba.
*Marienplatz de Múnich durante el Putsch.
Los 2.500 hombres que marcharon con Hitler hacia el
ayuntamiento de Munich, primero; el Ministerio de Defensa, después, y la
Odeonplatz, por último, se encontraron finalmente con las fuerzas policiales
bloqueándoles el paso. En aquel instante, ambos grupos armados quedaron frente
a frente durante unos segundos, hasta que, de repente, sonó un disparo y
comenzó un importante tiroteo. Nunca quedó claro quién realizó el primer
disparo, pero rápidamente se supo que el mismo Hitler y Göring resultaron
heridos.
*Monumento nazi erigido a sus muertos durante el
Putsch.
Aunque el segundo consiguió huir, Hitler fue detenido.
El golpe de Estado había fracasado. Parecía que todo había acabado, pero no era
más que el principio de un camino en el que Hitler, desde el mismo juicio que
le llevaría a la cárcel, se hizo un líder mundialmente famoso.
*Bundesarchive