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viernes, 15 de noviembre de 2013

Crímenes cometidos por el Fmln en El Salvador: Ofensiva hasta el tope 1989.




*Población civil huyendo de los combates.


La tragedia bélica sufrida por El Salvador a manos del comunista Fmln no se limitó a los asesinatos, masacres, robos, destrucción de la economía, secuestros, minas y los innumerables hechos de violencia realizados durante más de una década. Prolongando el desangramiento diario de los salvadoreños, estos terroristas lanzaron hace 24 años, la ofensiva hasta el tope “Febe Elizabeth Vive”, que será recordada en los anales de la historia salvadoreña, como la más grande y  abierta agresión contra la población civil y una flagrante traición al proceso de paz. 

Al inicio de 1989, no se vislumbraban cambios favorables que disminuyeran el accionar de los terroristas miembros del Fmln, que mantenían una abierta agresión contra el pueblo y gobierno  salvadoreño desde 1980, quienes en ese año, elaboraron el documento programa del gobierno democrático revolucionario (GDR), el cual era una forma de dictadura del proletariado, que establecía las bases económicas y políticas para el desarrollo del socialismo, colocado por el poder de las armas y la insurrección, pero que no respondía a la realidad histórica del país, y por lo mismo, ahuyento a sus posibles adeptos dentro de la población salvadoreña. Este programa pretendía el control total del país  sustituyendo el sistema capitalista por el sistema marxista-leninista.

El gobierno salvadoreño de la época había iniciado los primeros esfuerzos políticos para establecer un acuerdo entre las partes, que llevase a una finalización de las acciones armadas y este acercamiento se realizo tanto en el país como en el extranjero. Ese mismo año, el Fmln se comprometió a no sabotear las lecciones presidenciales, no obstante, en febrero de 1989, la Fuerza Armada decomiso un importante cargamento de armas, lo que confirmaba la sospecha que los grupos insurgentes utilizaban la negociación como estratagema de guerra en un momento critico para el país, y que simultáneamente y clandestinamente a las negociaciones de paz, se estaban preparando para una fase insurreccional.



*La principal afectada fue la población civil de los lugares atacados por los terroristas.




La Fuerza Armada realizo una serie de operaciones ofensivas, a través de patrullajes, diurnos y nocturnos, para mantener estabilizada la situación. Estas se complementaban con acciones cívico-militares para beneficiar a los pobladores de las áreas afectadas. Asimismo se reforzó la protección de instalaciones de carácter estratégico y económico, fundamentales para evitar el colapso de El Salvador.

Sin embargo la violencia política del Fmln continuaba, reapareciendo las amenazas y asesinatos de alcaldes, jueces y miembros del gabinete de gobierno. Los crímenes de mayor trascendencia fueron el del dr. Roberto García Alvarado, Fiscal General de la Republica y del dr. José Antonio Rodríguez Porth, Ministro de la Presidencia en el recientemente iniciado gobierno del Lic. Alfredo Cristiani.

A pesar que el Fmln se encontraba con suficientes armas y equipo, experimentaba ineficiencia para lanzar las masas a la insurrección y alcanzar el poder. Agravaba aun más su situación, la presión ejercida por la comunidad internacional para que este continuara sus conversaciones, en aras de obtener una solución negociada al conflicto, un proceso que, como era de esperarse, tampoco le otorgaría el poder absoluto que buscaba.

En el ámbito internacional, Mijaíl Gorbachov, secretario general del PCUS aplicaba la política de Glasnost (transparencia) la cual impactaba ya a la opinión pública soviética en cuanto a la necesidad de reformas en su sistema político, que se encontraba en general en una situación difícil. Debido a esto, el político soviético busco el acercamiento con su máximo rival, los Estados Unidos, y en su primer encuentro con el presidente Reagan, en Ginebra, en noviembre de 1985, planteo la necesidad de la distención y la reducción de armamentos nucleares. Además busco una clara política de desvinculación de compromisos con sus aliados a lo largo del mundo.


*Vehículo blindado “cashuat” destruido por miembros del Fmln en la colonia Escalón.



De forma gradual pero sin interrupciones, la URSS fue comunicando a sus adeptos el fin de su apoyo militar y económico. Fidel Castro y los sandinistas nicaragüenses en América Latina, el régimen de Angola, de donde se retiraron las tropas cubanas, Mozambique y el general Mengitsu en Etiopia, Vietnam en Asia, todos recibieron la noticia de que no habría mas ayuda ni militar, ni económica ni diplomática.

Para finales de 1988, la URSS se había despojado de la mayor parte de sus compromisos en el Tercer Mundo, y sus consecuencias fueron inmediatas: graves dificultades económicas en Cuba y el fin de la guerra civil en Nicaragua en 1988.

Los anteriores acontecimientos influyeron en forma determinante en los ánimos del Fmln, que sumado al desgaste de los 10 años de guerra, aun no obtenía la victoria.

Los grupos subversivos, a finales de octubre de 1989, lanzaron una serie de atentados contra instituciones de gobierno, incluso contra agrupaciones de fachada del mismo Fmln. El 30 de octubre del mismo año, fracaso un ataque de estos a las instalaciones del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor de la Fuerza Armada.

Los objetivos fundamentales de los terroristas eran derribar al gobierno salvadoreño, logrando la insurrección popular para la toma del poder y materializar así su propagandizada contraofensiva estratégica, fase final de la guerra popular prolongada. Contrario a estos propósitos, el pueblo salvadoreño no los apoyo, sino que huyo de los combates hacia lugares más seguros. Pese a esta realidad y a la voluntad pacifista del gobierno, que ya estaba negociando y demostraba su voluntad y deseos de restablecer la paz aun cuando el Fmln se presentaba en la mesa de dialogo con demandas imposibles de satisfacer, los subversivos no quisieron evitar la “ofensiva hasta el tope”.


DESARROLLO DE LA OFENSIVA


Recién pasada la segunda ronda de dialogo sostenida entre el gobierno y el Fmln en Moravia, Costa Rica, los días 16, 17 y 18 de octubre de 1989, los subversivos desencadenaron sobre San Salvador, el mas sangriento ataque que sufrió el país en los 12 años de terrorismo sobre la población civil. Para esta época, la atención mundial estaba puesta sobre la siguiente ronda de dialogo a celebrarse en Caracas, Venezuela, en el mes de noviembre. El presidente Cristiani y su gobierno habían generado una opinión favorable a nivel internacional por su sincero propósito de alcanzar la paz, expresado continuamente desde el inicio de su gobierno.

Esto significaba que en términos de imagen, el Fmln perdía justificación para continuar con sus acciones armadas. Por tal motivo, dentro de la táctica de presión militar y dialogo según la estrategia vietnamita, sino existían las condiciones apropiadas para sus fines, había que crearlas. Acorde a esto, la subversión salvadoreña recurrió a la provocación, a la violencia y a boicotear la mesa de negociación al hacerse representar con elementos de tercer nivel y pretender alcanzar acuerdos inconstitucionales, lesivos a los intereses nacionales, para provocar una retirada gubernamental o justificar la propia.



*Terrorista caído en combate.



Oportunamente para esos fines, el 31 de octubre, en el local de la Federación Nacional de Trabajadores Salvadoreños (Fenastras) una bomba estallo y provoco la muerte de 10 sindicalistas e hirió a 35. Entre estos se encontraba la dirigente Febe Elizabeth Velásquez, quien siendo encargada de las finanzas de la entidad sindical, había sido acusada días antes por sus compañeros, de malversar fondos de la ayuda extranjera destinados al movimiento. Aunque nunca fue comprobado, era suficiente razón para realizar una purga, tradicional en los comunistas.

Sobre la autoría del atentado, surgieron varias versiones, la primera acusaba a la derecha y al partido en el gobierno, del atentado. No obstante cuando se quisieron realizar las investigaciones los sindicalistas lo impidieron. Otra tesis insinuó que el atentado fue producto de pugnas entre el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y la Resistencia Nacional (RN), ambas parte del Fmln. La última versión expresaba que fue el Fmln, al sacrificar a sus cuadros, pretendía justificar acciones mas violentas a nivel militar. La estrategia era encontrar una justificación para abortar las negociaciones. Haciendo uso de la primera versión, el 2 de noviembre de 1989, el comandante subversivo Fermán Cienfuegos, anuncio que el Fmln no reanudaría el dialogo por falta de garantías y sinceridad en la búsqueda de la paz.


*Cuerpos de terroristas caídos.




Estas acciones estaban contenidas en el plan de la ofensiva final, fraguado desde la readecuación estratégica del Fmln, en 1984.  La tesis manejada afirmaba que la toma del poder se haría por un llamado a la insurrección popular, acatado por la población y generar las condiciones para lograr una mejor correlación de fuerzas.

La estrategia del Fmln para la ofensiva de noviembre se baso en los principios  que se detallan a continuación:

-      Partir de lo que se tiene y con lo que se tiene.
-      Comprometer todo en la ofensiva.
-      Mentalizarse en la victoria para garantizarla.
-      Remover todo obstáculo que interfiera los planes.
-      Empeñar los esfuerzos en dominar San Salvador.
-  Alcanzar el objetivo en un plan sin retirada, protegidos por las masas, para causar la derrota a las fuerzas armadas al recurrir al genocidio.
-      Crear el caos para empujar a las masas a la insurrección. Conquistar y defender posiciones.
-      La derrota no existe, es la última batalla.
-      Garantizar el secreto e impulsar la desinformación.
-      Mantener un solo ejército, una sola estrategia y un solo plan.


Varios días previos a la ofensiva, los empresarios observaron gran inquietud y conducta anormal en los sindicalistas que pertenecían a organizaciones afiliadas al Fmln, por ejemplo, exigiendo el pago adelantado de sus salarios (antes del 11 de noviembre), hubo ausencias de los lideres sindicales en los centros de trabajo y además, los pobladores de las comunidades, barrios y colonias, notaron la aparición de desconocidos, acompañados de lideres de la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS) y otras organizaciones de izquierda, estos se concentraron en casas de seguridad en diferentes puntos de la capital, que por meses y quizás años, habían servido de almacenes de armas y municiones.


*Terrorista durante la toma de un hotel, probablemente Hotel El Salvador, Nótese la ciudadana extranjera tirada en el piso.


Evidentemente las enormes cantidades de armamento y otros pertrechos de guerra, descubiertos posteriormente por la Fuerza Armada en estas casas de seguridad, fueron introducidos en vehículos de gran tamaño, ya que por el contrario, de haberlo hecho en contingentes pequeños, los riesgos, empleo de recurso humano y costos habrían sido altos e insostenibles.

El preludio de la ofensiva fue en la mañana del 11 de noviembre de 1989, cuando comandos urbanos del Fmln, atacaron con morteros las instalaciones de la Guardia Nacional, los impactos cayeron en una comunidad vecina. En este ataque murieron los niños Juan Carlos Rodríguez de 1 año 4 meses y Henry Chicas de 3 años. 8 civiles más resultaron heridos. También se reportaron combates iniciales en las faldas del volcán de San Salvador.

La ofensiva, propiamente dicha, inicio alrededor de las 2000 horas con ataques simultaneaos a diferentes puntos de San Salvador y las cabeceras departamentales de San Miguel, Santa Ana, San Vicente, Usulután, La paz y otras. Presa del pánico y contra su voluntad, la población civil obedeció las ordenes de las unidades terroristas del Fmln, que no conformes con resguardarse en sus casas y ocuparlas de trincheras, les obligaron a permanecer con ellos, a hacer barricadas, comida, pintar consignas, saquear negocios y farmacias para proveerse de medicamentos e improvisar sus hospitales, etc. bajo el riesgo de ser victimas de los bombardeos provocados por los sediciosos.

La  violencia desatada durante esta ofensiva, dejo un saldo de muerte y destrucción que afecto principalmente a los sectores mas populares del área metropolitana: Soyapango, Cuscatancingo, Ciudad Delgado, Mejicanos, Zacamil, Colonias Santa Marta 1 y 2, Ciudad Credisa, la Cima 1 y 2, Los Elíseos, Reparto los Héroes, San Marcos, así como  llevaron la guerra a zonas de gente con mayores posibilidades como Antiguo Cuscatlan, Escalón, San Benito, colonias aledañas al estadio Cuscatlan y autopista Sur (hoy Bulevar Los Próceres) entre otras.

En el hospital Santa Teresa de la ciudad de Zacatecoluca, gracias a la valerosa intervención del obispo de esa diócesis, monseñor Romeo Tobar Astorga, el 14 de noviembre, fueron evacuados del nosocomio 150 pacientes, después de permanecer 3 días sin recibir la adecuada atención médica, pues el centro hospitalario fue convertido en trinchera por los terroristas.



*Soldado transporta el cuerpo de una niña victima de la violencia desatada por el Fmln.


Con franca indignación y repudio a las acciones del Fmln, la población se vio obligada a correr el riesgo de un fuego cruzado al huir de sus casas. Poniendo sus escasas pertenencias a la voluntad de Dios o de los subversivos, caravanas de ciudadanos, escudados en improvisadas banderas blancas, caminaron largos trechos cargando consigo a sus pequeños hijos, familiares enfermos y pocas provisiones o ropa.

El 14 de noviembre, la Fuerza Armada evacuo las colonias Santa Marta 1 y 2, ubicadas en las faldas del cerro de San Jacinto, donde los terroristas causaron grandes destrozos y provocaron la muerte de muchos civiles inocentes. Los pobladores comenzaron a salir de la zona, para refugiarse en el estadio Flor Blanca (hoy Jorge “Mágico” González), la Escuela Nacional de Comercio (ENCO) y otros centros educativos estatales. Durante los violentos combates de noviembre, 6 ambulancias de la Cruz Roja Salvadoreña y la Cruz Verde, debidamente identificadas con sus insignias y que intentaban llegar a los sectores mas conflictivos para evacuar heridos, fueron ametralladas por los subversivos.

*Padre e hija se protegen del fuego cruzado.

Intentando llegar por otros rumbos que pudiesen golpear también a los sectores mas privilegiados, el día 15, el Fmln extendió su radio de operación hasta las colonias Escalón y San Benito, en donde de igual manera que en los barrios populares, forzaron a los habitantes a darles alimentación y ropa, y en algunos casos cometiendo violaciones a mujeres de la zona entre otros atropellos.

Durante la toma de las colonias, cerca del Hotel El Salvador, los insurgentes retuvieron como rehenes a decenas de extranjeros residentes. La embajada de los Estados Unidos incito a sus compatriotas a salir del país, poniendo a su disposición los medios necesarios.

Cuatro días de intensos combates demostraron que la ofensiva había fracasado. Dos factores fundamentales así lo determinaron: primero, el pueblo salvadoreño rechazo de forma contundente su adhesión a la insurrección, y segundo, la Fuerza Armada, especialmente su Fuerza Aérea, neutralizo en espacio de 96 horas, el avance de las columnas insurgentes que, aunque lograron apoderarse de algunos lugares de la periferia capitalina, no pudieron hacerlo en los puntos neurálgicos del gobierno.

La madrugada del 16 de noviembre, fueron muertos 6 sacerdotes jesuitas, una empleada y su hija en la residencia sacerdotal de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. Días después se instituyo un proceso judicial contra los involucrados en el hecho quienes fueron condenados por dicho crimen.

Posteriormente el Fmln, enfilo hacia la colonia Escalón su accionar, los días 21 y 22 de noviembre, tomándose el Hotel El Salvador. Ahí se hospedaban, desde el día 19, el secretario de la OEA. doctor Joao Clemente Baena Soares y 12 “boinas verdes” del ejercito de EU. Los terroristas lo sabían, dos ideas motivaron ese ataque: una hacer que la clase alta sufriera los rigores de la guerra y otra, aprovechando los medios informativos, demostrar ante el mundo y la OEA principalmente que ellos poseían una imagen de “doble poder” lo cual ocasionaría la oportunidad de pactar con el gobierno desde una posición privilegiada: el reconocimiento internacional.



**Mas armamento decomisado al Fmln.

La acción terrorista consistía en establecer un sistema de barricadas, alrededor del hotel, en un radio aproximado de 4 cuadras. Habitantes de varias residencias contiguas al hotel fueron tomados como rehenes y sobre los techos permanecían apostados francotiradores para impedir el paso de las tropas gubernamentales. Baena Soares, quien había llegado al país para mediar entre las partes y tratar de poner fin a la ofensiva, fue rescatado por el Comando Especial Antiterrorista (CEAT) de la Policía de Hacienda, en una peligrosa operación helitransportada. También se pudo comprobar que algunos miembros de la seguridad que le fueron asignados por el gobierno salvadoreño, murieron protegiendo al secretario general.


*Elementos de la Fuerza Armada rescatan al secretario general de la OEA.



A pesar del obvio desgaste sufrido por el Fmln, este insistía en mantener los ataques, Radio Venceremos transmitió que la ofensiva continuaba y que no se retrocedería por nada, ya que la orden emanada de la comandancia general era “hasta el tope”.

Paulatinamente la normalidad se restableció y los combates se tornaron esporádicos. Para el 23 de noviembre el transporte público se había normalizado en un 90%. Incesantes en su agresión los terroristas realizaron una tercera arremetida el 6 de diciembre. Sus fuerzas se concentraron para atacar lugares como el volcán de San Salvador, volcán de Guazapa, proximidades de Mariona, en el área de Huizucar, la zona sur de Antiguo Cuscatlan, Plan del Pito, Soyapango y Tonacatepeque pero el ejército desarticulo su estrategia.



**Pertrechos capturados a los terroristas.



Los actos de terrorismo y sabotaje continuaron el día 7 de diciembre, reportando el ametrallamiento e incendio de varios autobuses, camiones y vehículos particulares en la carretera panamericana hacia la ciudad de Santa Ana. La idea era asesinar a quienes no acataran el paro al transporte impuesto por la comandancia general del Fmln. Un conductor murió por no acatar esa medida. Para diciembre los terroristas habían sido expulsados de la capital y los combates se reanudaron en el campo, con las fuerzas gubernamentales asumiendo una actitud ofensiva que ya no perderían hasta el final del conflicto.

Al final de la ofensiva, el Fmln contabilizo 2132 muertos y 1109 heridos, 638 capturados y 43 desertores. Entre sus bajas podemos mencionar  al segundo responsable de las FPL, Nicolás Hernán Solórzano alias Dimas Rodríguez, ocho comandantes político militares y tres máximos dirigentes de las diferentes organizaciones. Entre el material decomisado a los terroristas podemos mencionar 934 fusiles de distinto calibre, 150 lanza granadas, 47 morteros, 44 ametralladoras, 41 pistolas ametralladoras, 53 pistolas y revólveres, 23 radios, abundante munición y materiales para la fabricación de explosivos. La Fuerza Armada sufrió 476 muertos y 1225 heridos.



*Bajas terroristas.


Cabe resaltar que durante la ofensiva participaron innumerables mercenarios, entre ellos destacan cubanos, libios, japoneses, estadounidenses, alemanes y suramericanos.

Entre los efectos más significativos de la ofensiva lanzada por el Fmln, se pueden mencionar los 76000 desplazados que se atendieron solo el primer día del conflicto. El Ministerio de Planificación de la época cuantifico en 597 millones de colones los daños durante el ataque insurgente. También resultaron dañadas parcial o totalmente 3048 casas.

Al igual que en San Salvador, en la zona oriental del país, los terroristas se escudaron en la población civil. Durante la ofensiva fue asediada la tercera brigada de infantería en San Miguel y numerosos puestos en la ciudad. En Usulután, atacaron la sexta brigada de infantería y el batallón de infantería de reacción inmediata “Atonal”, entre otras unidades a nivel nacional.



***Videos de la ofensiva de 1989:










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 *Archivo del autor.
**Cap. Herard Von Santos.
***Youtube COPREFA
****Tcnel. Jose Luis Sol.