Translate

sábado, 7 de septiembre de 2013

La Batalla de Coatepeque (1863)




En esta oportunidad deseo presentarles el excelente articulo acerca de este memorable hecho de armas escrito por el coronel de inf. DEM. Ernesto García Rivera, director del Centro de Historia Militar de la Fuerza Armada de El Salvador y recientemente publicado en la revista de Educación Militar y Cultura.


*Detalle del grabado de la Batalla de Coatepeque en el monumento a Barrios.


ANTECEDENTES:


Los estados de Centro América, nacidos a la vida independiente el 15 de septiembre de 1821, tuvieron que atravesar en sus primeras décadas como naciones soberanas una turbulenta relación, cuya constante fue la guerra fratricida entre ellas.  La mayoría de las veces estas guerras fueron producto de las enconadas rivalidades existentes entre liberales, quienes eran partidarios del nuevo “status quo” y los conservadores, adeptos confesos de la monarquía y sus privilegios de nobleza.

La rivalidad política trajo muchas desventuras a la región centroamericana, al punto de destruir la unidad que había prevalecido aun bajo la dominación española, desgajándola en las 5 naciones que hoy constituyen los países centroamericanos.

Una consecuencia directa de los antagonismos existentes entre las nuevas naciones fue la crisis que experimentaron en sus relaciones Guatemala y El Salvador durante los gobiernos de los generales Rafael Carrera (1814-1865) y Gerardo Barrios (1813-1865) respectivamente. El choque de estilos diferentes de gobernar profundizaron la crisis hasta alcanzar el conflicto armado, un hecho memorable que ha sido registrado por la historia militar de El Salvador, principalmente por la gloria de las armas cuzcatlecas en la “batalla de Coatepeque” ocurrida el 20 de febrero de 1863. En esta celebre batalla, el genio militar del general Gerardo Barrios enfrento, con éxito, las estrategias del general Carrera, obligándolo a retrocedes en sus planes para conquistar El Salvador.


*Fotografía del capitan general Gerardo Barrios junto a su esposa, Adelaida Guzmán

Aunque después Barrios tuvo que rendirse, no sin antes enfrentar con valor e hidalguía un acoso que duro 27 días, tiempo durante el cual defendió la plaza de Santo Domingo (hoy plaza Gerardo Barrios), asediada por mas de 13000 soldados aliados de Guatemala y Nicaragua, es indiscutible su celebre manejo militar en la batalla de Coatepeque, la cual se constituyo en una de sus mayores glorias militares.

Entre los aspectos políticos, que incidieron en la invasión del general Rafael Carrera a El Salvador en ese funesto año de 1863, se destacan las siguientes:
Primero, el ascenso al poder por parte del capitán general Gerardo Barrios fue poco convencional. Su idea de que el ex presidente Miguel Santin del Castillo no tenía la suficiente capacidad de resistir la tentación de caer presa de las ideas conservadoras, lo llevaron a debilitar dicho gobierno hasta que este renuncio, logrando así recibir la presidencia como segundo senador designado, el 24 de junio de 1858. Finalmente y gracias a su creciente popularidad, gano por medio de elecciones el cargo de presidente constitucional, tomando posesión del cargo el 28 de enero de 1860.

Segundo, como fiel correligionario del general Francisco Morazán (1792-1842) abrigaba el ideal unionista, con la esperanza de alcanzar un mejor futuro para los pueblos del istmo.  Este anhelo se había fortalecido con sus viajes al extranjero, ya que había visto la fortaleza de los países europeos, gracias a la unificación de sus provincias que ya se llevaba a cabo, como en los casos de Alemania e Italia. Sabia Barrios que separadas las naciones centroamericanas eran débiles y con escasa presencia internacional, pero que unificados podrían aspirar a mejores rumbos, como también a mayores logros económicos y políticos.

En armonía con este ideal y ejerciendo la presidencia constitucional de la republica, el capitán general Gerardo Barrios inicio contactos con su homologo de Nicaragua, general Tomas Martínez (1820-1873) atreves de su antiguo amigo, el general Máximo Jerez (1818-1881) a fin de iniciar las gestiones pertinentes para una eventual unión de las republicas centroamericanas.

El proyecto original de Barrios era establecer un convenio sobre la reorganización nacional que uniendo en un solo cuerpo político a El Salvador, Nicaragua y Honduras conformaría la Republica de Centro América que tendría como distrito de gobierno nacional a la ciudad salvadoreña de San Miguel. 

Este proyecto fue manejado con la mayor discreción y prontitud, sin embargo en un acto de traición fue revelado al presidente guatemalteco Rafael Carrera, por el gobernante nicaragüense Tomas Martínez. Carrera no tardo en crear un nuevo proyecto que abarcaba a las 5 naciones pero que situaba la sede del distrito central en Guatemala y colocaba como presidente nada menos que al ultra conservador Carrera. Esto ponía el esquema al estilo de la antigua Capitanía General, algo totalmente contrario al espíritu liberal del mandatario salvadoreño.


*General Rafael Carrera

Barrios se quedo solo en su proyecto, el cual había generado indiscutiblemente una notoria antipatía por el gobernante guatemalteco y esto, sumado a los problemas ya existentes con el clero y al ataque de los “emigrados” condujeron a una atmosfera de franca violencia y que, finalmente, contribuyeron a su caída como gobernante y posterior asesinato.

Tercero, las políticas claramente liberales impulsadas por el presidente Barrios, que establecían una completa separación entre la iglesia y el estado, habían sembrado la desconfianza y el resentimiento en la curia salvadoreña presidida por el obispo Tomas Pineda y Saldaña (1797-1875).

El prelado se encontraba sumamente molesto por las acciones políticas innovadoras del mandatario, que planteaban un reto al control y poder, que, tradicionalmente, había ejercido la iglesia y sus representantes en todos los órdenes de la sociedad salvadoreña. Lo que Barrios quería era imponer límites legales a los injustos privilegios que, a costa del resto de la población, gozaban los eclesiásticos.

Esta confrontación se vio sumamente agravada por un discurso que el 15 de septiembre de 1861, en el marco de la celebración del 40 aniversario de la independencia, pronuncio el licenciado Manuel Suarez, jefe de sección del ministerio de hacienda, quien expreso que “las causas de la decadencia social de los pueblos centroamericanos han sido los abusos del clero”. Tales aseveraciones cayeron como bomba en la curia salvadoreña dando lugar a encendidas protestas del obispo de San Salvador Tomas Pineda y Saldaña y a su eventual autoexilio en Guatemala.

La controversia se acrecentó por la disposición del gobierno de que los religiosos debían jurar fidelidad a la constitución y privilegiar las leyes civiles sobre las clericales.

Esta rebelión religiosa enardeció al presidente de Guatemala, quien aprovechando la coyuntura enfilo sus ambiciones belicistas contra El Salvador, desencadenando una serie de intervenciones armadas, cuyo epilogo fue el sitio de San Salvador y la caída del general Barrios el 26 de octubre de 1863 y su posterior asesinato por fusilamiento ocurrido el 29 de agosto de 1865.

Cuarto, los emigrados, grupo de políticos salvadoreños de corte conservador, encabezado por el antecesor de Barrios, general Santin del Castillo, el licenciado Francisco Dueñas (1810- 1884) y otros exiliados que lucharon durante largo tiempo para despojar a Barrios de la presidencia para entregársela al licenciado Francisco Dueñas y establecer en el país un régimen contrario al de Barrios. En su persistente conspiración, buscaron todos los respaldos posibles para luchar contra el gobernante salvadoreño y Carrera no solo favoreció y asilo a los emigrados, sino también aprovecho la situación para detractar a Barrios y ponerlo como absolutista, transgresor de la carta fundamental y provocador de hostilidades hacia Guatemala.

Por otra parte Carrera resentía de Barrios en haber acogido en El Salvador y peor aun, en su gabinete, a don Manuel Irungaray como ministro de la guerra en 1863. Irungaray, de nacionalidad guatemalteca era considerado por Carrera como enemigo de su administración y en repetidas ocasiones solicito a Barrios su destitución. El mandatario salvadoreño considero esto una clara intromisión en los aspectos internos de la nación y persistente tendencia por someter al vasallaje.

Quinto, el 25 de marzo de 1862, como resultado de las intensas gestiones diplomáticas impulsadas por el gobernante salvadoreño, los gobiernos de Honduras y El Salvador, presididos por el señor Victoriano Castellanos (1796-1862) y el señor capitán general Gerardo Barrios respectivamente, firmaron en la ciudad de Santa Rosa, através de comisionados el tratado de amistad y alianza entre ambos países, el cual fue ratificado por los respectivos gobiernos el 9 de abril de 1862. Este tratado no fue del agrado del gobernante guatemalteco por considerarlo lesivo a sus intereses geopolíticos, y tomando esta acción de los países vecinos como pretexto en agosto de 1862, rompieron relaciones diplomáticas los gobiernos de Guatemala y El Salvador.

Amigos de ambas naciones que vieron la inminente guerra que acechaba a la región intervinieron en pro de la paz. A finales de 1862 e inicios de 1863, varias acciones mediadoras se hicieron palpables, especialmente de las embajadas de Estados Unidos e Inglaterra. En ese contexto, se ofreció como mediador de paz el ministro norteamericano acreditado en El Salvador, señor James Partridge. Igual espíritu manifestó el comisionado hondureño licenciado León Alvarado al intentar poner fin a la falta de inteligencia de ambas naciones através de una intervención amistosa que Barrios no rechazo, pero que Carrera respondió con la siguiente negativa: “no estoy en condiciones de convenir la paz, hay demasiado agravio para pensar, hoy por hoy, en contemporizar”.


LAS OPERACIONES

 
**



El marco contextual descrito genero las condiciones para el desarrollo del conflicto a nivel militar, el cual dio inicio con la invasión del general Carrera a El Salvador, cuyos preparativos bélicos iniciaron cuando el congreso guatemalteco le autorizo la guerra, depositando el mando supremo en su consejo de ministros y el 9 de febrero de 1863, concentró sus tropas, equivalentes a 6000 soldados, en la ciudad de Jutiapa. Le siguieron las divisiones de sus generales Víctor Zavala y Serapio Cruz, que se le unieron en aquella plaza con abundante artillería.

El 15 del mismo mes, las tropas guatemaltecas se dividieron de la siguiente manera: 500 hombres al mando del coronel Valdés marcharon a ocupar Ahuachapán, el general Zavala con 2000 soldados se dirigió con la primera división y una batería de cañones rayados al volcán el chingo; Carrera marcho a Chalchuapa con 8000 soldados (todas estas ciudades ya en El Salvador). El general Vicente Cerna llego con sus 2500 soldados a Chalchuapa y fue en esta ciudad donde Carrera se reunión con Cerna y Valdés para planear la ofensiva final. Los 3 oficiales ocuparon Santa Ana el 20 sin mayor resistencia. En esta plaza el 21 y el 22 se ordeno previo reconocimiento de las posiciones de Barrios para desarrollar el 23 y 24 la acción definitiva.

Barrios y su ejercito estaban apostados en la ciudad de Coatepeque, desde el 6 de febrero de 1863 y había colocado sus tropas en torno a la población, situando el grueso de estas en el cerro Malakof.
 
El día 10 de febrero llego el general Barrios a Coatepeque, quien se dedico a distribuir los servicios  y a organizar la defensa, fortifico la calle que conduce a Santa Ana (el atajo) que ocupo el general Santiago González (1818-1887) con el general Mariano Hernández, el cerro Malakof que ocupo el general Eusebio Bracamonte, el centro (la población) fue confiada al general Pedro Escalón y en la retaguardia, en el cerro el Congo se coloco el general Rafael Osorio, comprendido en todo, un radio como de legua y media, la artillería fue distribuida entre los cerros y parte en la plaza, comandada por los oficiales franceses Biscouby y Bassel.

El centro tenia su principal apoyo en la cuesta a la salida hacia Santa Ana, allí, a uno y otro lado del camino, se construyeron prolongadas trincheras en las faldas extensión del camino a Santa Ana, en la cumbre de una estrecha loma, se construyó una trinchera con el fin de que el enemigo no se apoderara de una fuente que corre al otro lado de dicha loma, esa posición quedo casi desconectada con la defensa general por lo que existía el temor que se convirtiera en objetivo del enemigo, su defensa fue encomendada al coronel Manuel Estévez y una vereda que de Coatepeque conducía al volcán de Santa Ana fue interceptada con un promontorio de maderas.

 Los salvadoreños que apenas eran unos 5000 contaban con la ventaja de estar a la defensiva en buenas posiciones y con buenos jefes. Los fuegos se iniciaron a las 10 am del día 22 de febrero de 1863, entre las patrullas de reconocimiento de ambos ejércitos.  El día 23 los guatemaltecos atacaron el cerro Malakof siendo rechazados, se dedicaron luego a bombardear las posiciones salvadoreñas durante el resto del día. Por la noche de nuevo rodearon el cerro Malakof e intentaron asaltarlo pero fueron de nuevo rechazados. Al despuntar el día 24 los guatemaltecos iniciaron un ataque general con todo su ejercito, a las 9 am una fuerte columna cayo sobre la loma defendida por 150 hombres al mando del coronel Estévez quienes al retirarse dejaron incendiados los montes cercanos los que en pocos momentos quemaron muertos y heridos.

Los guatemaltecos que escaparon de la muerte buscaron su salvación en la fuga, pero no desmayaron en su arremetida. Por la vereda del volcán al pueblo, obstruida con maderas intentaron entrar en la plaza, pero el propio general Barrios con su guardia de honor rechazo el asalto.

El general Carrera dirigiendo personalmente su artillería desde lo alto de una loma situada a la altura de Coatepeque, como a unos 700 metros de distancia, disparaba sus cañones sobre la plaza y el cerro Malakof, pero la artillería salvadoreña al estar mejor ubicada logro desmontar varias piezas enemigas. Bombas enemigas caídas en los reductos del Malakof incendiaron las barracas de hojas de caña e hicieron pedazos una pipa que contenía abundante agua.

Entre tanto los guatemaltecos intentaron un último y desesperado asalto, pero una compañía de santanecos con el capitán Estanislao Pérez al mando los rechazo, esto sucedía como a la 1 de la tarde. El general Santiago González salió de sus posiciones y ataco al enemigo  por el frente, pero pronto fue rodeado y se vio obligado a retroceder a punta de bayoneta. Al mismo tiempo el general Eusebio Bracamonte ataco por el flanco y logro picar la retaguardia enemiga, desconcertando a todo el ejército del general Carrera, que se precipito en completa derrota a las 5 de la tarde del 24 de febrero de 1863.

El general González con un cuerpo de caballería salió en persecución del enemigo que no se detuvo hasta llegar a Jutiapa (Guatemala) dejando en el campo mas de 900 muertos y mas de 1500 heridos, nueve piezas de artillería, casi 2000 fusiles, municiones en abundancia y toda clase de equipos. Los heridos fueron atendidos en los hospitales de Santa Ana y los numerosos prisioneros recibieron un peso de plata cada uno, un vestido y su libertad.

**

De esta forma a lo largo de 10 horas de fuego victorioso y sostenido, se desarrollo la celebre batalla de Coatepeque que tan hábilmente dirigió el capitán general Gerardo Barrios, soldado virtuoso, de proverbial valentía y extraordinario amor a la patria grande.