Roberto fue un joven de limpia trayectoria, que al principio
de sus treinta años de edad, inicio con entusiasmo su carrera de hombre
público, con el vigor e idealismo que engendra el patriotismo. Recibió la mayor
parte de su educación en los Estados Unidos, graduándose en la Universidad
Stanford del Estado de California. Su padre, Luis Poma descendiente de
inmigrantes españoles, se distingue como uno de los empresarios de más éxito en
El Salvador. Su madre Alicia Delgado de Poma, proveniente de apreciable y
reconocido linaje de familia salvadoreña, se destaca por su altruismo.
Dicen que en la vida lo más constante son los hechos
inesperados. Roberto recibió el zarpazo de la adversidad, cuando desempeñaba
ad-honorem la presidencia del Instituto Salvadoreño de Turismo. Desde su cargo trataba con entusiasmo de dar a conocer las
bellezas y virtudes de El Salvador.
La mañana del 27 de enero de 1977 cuando se dirigía a su
oficina, un grupo de terroristas, miembros de la en ese tiempo clandestina
organización Ejército Revolucionario del pueblo (ERP) en una emboscada
premeditada y alevosa, asaltaron su automóvil para secuestrarlo. Ya anteriormente
habían intentado esta acción, por lo que Roberto, ante el ambiente de creciente
inseguridad, trataba de protegerse viajando acompañado y otras preocupaciones
más. La mañana de la feroz acometida mataron a tres de sus guardaespaldas. No
obstante su valiente oposición, ya baleado de un hombro, lo secuestran, lo
trasladan a un vehículo robado tipo furgoneta y lo conducen a un oculto
cautiverio.
Según relatos, en el libro de Ana Guadalupe Martínez, Roberto
en el curso de que lo conducían al cautiverio, lucha por salirse del vehículo.
Por su estructura física los esbirros no podían dominarlo, es entonces que le dieron un balazo en la parte
inferior del tronco.
El secuestro de Roberto aseguraron que tenía doble propósito,
primero: obtener la libertad de Roberto Mariano Jiménez y Ana Guadalupe
Martínez, quienes habían sido capturados en enero y julio de 1976; y segundo
recibir US$2.400.000.00 como rescate.
El gobierno accedió y concedió lo siguiente:
1) La libertad de los dos detenidos; 2) les proporciona
pasajes para volar a Madrid y de allí a Argelia; 3) en Madrid por cuenta de la
familia Poma entrego US$5.000.00 a cada uno.
Después de algún tiempo de cruel cautiverio, sin la debida atención
médica, murió Roberto en manos de sus captores. No obstante ya muerto, los
secuestradores inescrupulosamente cobraron por su libertad valioso rescate y transcurrieron varios días y se descubre que había sido
sepultado en una casa.
**Lugar del entierro, en una casa frente al mirador de Los Planes de
Renderos denominada finca de los Guillen, al sur de la capital.
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Esa fue la cínica respuesta que los terroristas dieron a sus
padres, a su joven esposa Lucia y a sus hijitos, a sus hermanos, al resto de la
familia, y a la sociedad salvadoreña. En estos crímenes los secuestradores, sus
autores trataron de justificas su desvergüenza y descaro invocando que actuaban
en aras de la justicia social y en defensa de los derechos humanos.
Para mayor apreciación de tan macabro crimen, se transcribe
carta de su padre, Luis Poma, publicada en New York por The Wall Street Journal
el 13 de abril de 1984, dirigía al editor.
“EL DESTINO DE UN PATRIOTA SALVADOREÑO
En su magnífica editorial de 22 de marzo, titulado “GUERRILLA
P.R.” y que se refiere a El Salvador, usted se expresa en la siguiente forma:
“El secuestro del industrial Roberto Poma, quien murió de sus
heridas después de haber sido liberado”: Realmente él no fue liberado por sus
captores.
El 27 de enero Roberto fue secuestrado por el Ejército
Revolucionario del pueblo (E.R.P.) sus secuestradores demandaban del gobierno
salvadoreño la libertad de Ana Guadalupe Martínez y otro terrorista, los cuales
se encontraban en prisión, como condición para la libertad de Roberto. El
gobierno de El Salvador accedió y se permitió a los dos líderes del E.R.P.,
volara a Argelia el 29 de enero.
Los padres de Roberto, su esposa y pequeños hijos esperaban
confiados que habiéndose cumplido las demandas de los secuestradores se le
permitiría regresar a casa de inmediato; pero esto no sucedió así. El E.R.P.
mando otra carta, esta vez demandando un rescate de una cantidad muy grande. La
familia de Roberto cumplió pagando esta cantidad después de recibir un
compromiso serio por escrito de que él sería liberado. Posteriormente se supo
de Roberto había muerto el 29 de enero, por heridas que había recibido en el
momento del secuestro.
No solamente el E.R.P. cobro el monto que habían demandado
como rescate sino que también se negaron a devolver el cadáver. Fue solamente
después de varias semanas de desesperada búsqueda que su cuerpo fue encontrado
y finalmente llevado para su funeral y entierro en el puesto que la familia
tiene en el cementerio.
QUIEN ERA ROBERTO POMA
Era un graduado de la Universidad de Stanford, y por su
acendrado amor a la patria y por su noble ambición de servirla efectivamente y
sin objeto de lucro, en vez de trabajar en las empresas de la familia se dedicó
a desempeñar puestos públicos, primero en el Ministerio de Relaciones
Exteriores, y después sin remuneración alguna, como Presidente del Instituto
Salvadoreño de Turismo.
¿Y quién era esa despreciable y perversa Ana Guadalupe
Martínez, comandante del E.R.P.? Es uno de esos desorientados líderes de una
banda de terroristas, los cuales actuando conjuntamente con otro tres o cuatro
grupos similares han secuestrado con objeto de obtener rescates, a decenas de
inocentes personas; han matado a militares y han hecho huir de sus hogares a
cientos de miles. En su porfiada actitud de destruir la economía del país, han
dinamitado puentes, fabricas, líneas de alumbrado eléctrico y ferrocarriles.
Todo lo que pueden destruir, sistemáticamente, lo destruyen. Todo esto lo hacen
bajo el pretendido lema de justicia social.
Pienso que usted querría saber lo que realmente le paso a
Roberto Poma de alguien que si sabe sobre esto: él era mi hijo"
Como responsables materiales e intelectuales del asesinato de
Roberto Poma fueron señalados Rafael Arce Zablah, Alejandro Rivas Mira,”el
Choco”, Sebastián Urquilla, Joaquín Villalobos, entonces conocido por su
seudónimo “chon” y las hermanas Carmen y Mercedes Letona conocidas como “las
guatas”.
No queda más que reflexionar sobre quiénes son los que
realmente violaron los derechos humanos en El Salvador, en aras de la llamada
“justicia social” durante los años de la cruel agresión comunista que le impusieron
al pueblo salvadoreño, quien dicho sea de paso, los rechazo, por lo cual no
pudieron nunca, crear la revolución que deseaban y tomar el poder de forma
violenta.
*La Prensa Grafica
**Centro Documental Histórico Militar