Retrato de Plinio el Viejo, pintado por un artista del siglo
XIX.
(Wikipedia)
Gaius Plinius Secundus, más conocido históricamente como
Plinio el Viejo, fue a lo largo de su vida un influyente administrador, oficial
del ejército y escritor. Aunque sólo tenía 56 años en el momento de su muerte,
dejó un gran legado de aprecio y respeto político así como la reputación de
haber sido uno de los mejores historiadores romanos clásicos, cuya obra aún
perdura a día de hoy. Pese a que en vida no fue muy apreciado como escritor,
las obras de este privilegiado general nos aportan muchos conocimientos sobre
la vida, la ciencia y la filosofía romanas.
Nacido en Como, Italia, en el seno de una familia poderosa
perteneciente a la élite ecuestre (semejante a los caballeros medievales),
Plinio el Viejo vivió entre los años 23 o 24 d. C. y el 24 de Agosto del
79, fecha exacta de la erupción del
Monte Vesubio, en Pompeya, en la que
Plinió encontró su trágico final. Nunca se casó ni tuvo hijos. Su vida estaba
centrada en su trabajo, sus escritos y sus viajes.
En el año 35, con solo diez años de edad, viajó hasta Roma
para recibir una adecuada educación romana. Allí, le enseñaron el arte de la
retórica y de la oratoria en público, ambas habilidades inestimables para
alguien de tan rica educación. Su tutela la ejerció Publius Pomponius Secundus,
un famoso poeta trágico que fue el
primero en iniciar a Plinio en el arte de la literatura. En cualquier
circunstancia del resto de su vida (ya fuera durante sus viajes o entre carrera
y carrera) Plinio trabajó, incansablemente, en su extensa obra escrita.
Entre los años 45 y 47, Plinio se encontraba en la Galia
Belga siendo oficial de las fuerzas romanas y, más tarde, jefe de la
caballería. Con el ejército romano viajó extensamente por las provincias
comprendidas entre Alemania y el Mediterráneo y posiblemente, incluso, llegase
hasta las Islas británicas. Luchó derrotando a tribus como los Frisios de las
tierras bajas de la Alemania moderna y los Caucos entre los ríos de Ems y Elbe.
Por aquel entonces, escribió un tratado sobre la técnica alemana de la lucha
con lanza a caballo para enseñar dicha habilidad a los romanos.
Posiblemente también escribiera en esta
época la que posiblemente sea la primera biografía romana, sobre su profesor y,
más tarde, su obra de 21 volúmenes sobre las
guerras Germánicas.
Falera romana de Plinio el Viejo con la siguiente inscripción
realizada a base de puntos perforados: PLINIO PRAEF EQ. Seguramente quiera
decir Plinio Praefecto Equitum, es decir, "Plinio, prefecto de
caballería". Tal vez hubiera una para cada hombre perteneciente a la
unidad de Plinio. La figura que aparece es el busto del emperador. Circa 50 d.
C. (Ancients Origins)
Dentro de su obra escrita, aporta pruebas de haber mantenido
cierta amistad con numerosos emperadores romanos, tanto para bien como para
mal. Las traducciones de su obra revelan que fue uno de los pocos que puso en
entredicho en su momento al Emperador Gaius Caligula (12-41 d. C.): algo que
más tarde se revelaría como cierto cuando Calígula acabó perdiendo la cordura y
entregándose a la locura y la lujuria. Plinio se mantuvo cercano al Emperador
Claudio y muestra de ello son sus escritos criticando a la extraña esposa de
Claudio, Messalina. Sin embargo, su relación
con Nerón, sucesor de Claudio, fue muy negativa. Nerón actuó de forma
tan tiránica durante su reinado que Plinio, de manera deliberada, se alejó de
su figura política para poner una gran distancia entre su buen nombre y el del
nuevo emperador. Fue una jugada inteligente por su parte — le ayudó a conservar tanto su vida como su
prestigio. Cuando en el año 69 d. C. asumió el poder el Emperador Vespasiano,
Plinio se encontró otra vez con que un amigo volvía a llevar las riendas del
Imperio romano.
Debido a su buena relación tanto con Vespasiano como con el
hijo de Vespasiano, Tito (79-81 d. C.), Plinio se encontró con una gran
cantidad de procuradurías a su disposición entre los años 70 y 75. Desde la
Galia Narbonense, a África, pasando por la Hispania Tarraconense y la Galia
Bélgica, Plinio supervisó muchas de las responsabilidades financieras y administrativas
de las provincias de Vespasiano.
Alrededor del año 77, Plinio empezó a escribir su obra más
conocida, su "Historia Natural". Con un total de treinta y siete
capítulos, repartidos en diez volúmenes, Plinio volcó en este trabajo toda la
experiencia y todo el saber adquiridos en sus viajes, así como los
conocimientos aprendidos en su juventud, para crear una recopilación de lo que
era la vida cotidiana romana en la época. El libro trata sobre astronomía,
geografía, antropología, zoología, botánica, medicina, magia y mineralogía,
además de incluir escritos sobre otras muchas cuestiones. La información que
aporta ha resultado increíblemente reveladora, tanto para los historiadores
modernos como para sus contemporáneos romanos.
Algunas víctimas de Pompeya aparecen sentadas o tumbadas tal
y como estaban cuando la nube de gas ardiente les envolvió. (Wikipedia)
La muerte de Plinio el Viejo es una de las más fascinantes de
todos los historiadores romanos. No sólo fue testigo de la erupción del Monte
Vesubio en el año 79, sino que falleció debido a dicha erupción. Como
comandante del ejército romano, Plinio el Viejo fue uno de los muchos hombres
que intentaron socorrer a la ciudad esforzándose duramente en las labores de
rescate tras la erupción. Junto a sus compañeros militares llegó a Campania e
intentó ayudar a amigos y residentes que huían hacia la costa.
Campania, que se encuentra a corta distancia de Pompeya,
sufrió igualmente las erupciones y su atmósfera estaba tan cargada y llena de
cenizas como la de la famosa y antigua ciudad. Plinio murió, precisamente, por
inhalar este aire envenenado. Se ha planteado la posibilidad de que el asma
crónica que sufría agravara el efecto mortal del humo y las cenizas que le
rodeaban. Aun así el poderoso Vesubio fue, sin duda, la causa principal del
destino fatal de Plinio el Viejo.
Erupción del Vesubio vista desde Portici, por Joseph Wright
ca. 1774-6. (Wikipedia)