Representación de como debio ser el Templo de Artemisa en su apogeo.
(imagen 7M)
El Templo de Artemisa (también conocido por el menos exacto
nombre de templo de Diana por los romanos) era una de las Siete Maravillas del
Mundo Antiguo. De tres a cuatro veces más grande que el Partenón de Atenas,
esta construcción erigida como centro de oración dedicado a la diosa griega
Artemisa, fue descrita en su momento como el mayor templo de la antigüedad.
Lugar de culto tanto de griegos como de romanos, el magnífico templo fue
destruido y reconstruido muchas veces a lo largo de su extensa historia.
Antípatro de Sidón, que compiló y visitó las siete maravillas, escribió del
templo que era más fabuloso que cualquiera de las otras seis:
<<He contemplado
los muros de la inexpugnable Babilonia cuyas almenas pueden recorrer los carros y la estatua de
Zeus a orillas del Alfeo, he visto los jardines colgantes y el coloso de Rodas,
las grandes montañas levantadas por la mano del hombre que son las altas
pirámides y la gigantesca tumba de Mausolo; pero cuando vi la sagrada casa de
Artemisa cuyas torres se pierden en las nubes, las demás quedaron
ensombrecidas, pues ni el mismísimo sol ha podido contemplar a su igual a no
ser en el Olimpo.>>
El Templo de Artemisa era un templo griego situado en la
antigua ciudad de Éfeso. Además de un gran puerto, Éfeso fue también un
importante centro religioso del mundo antiguo. Conocida actualmente como
Selcuk, se encontraba a unas 35 millas (56 kilómetros) al sur de la portuaria
ciudad de Esmirna, en lo que hoy es Turquía. El templo fue consagrado como
lugar de oración y culto a la diosa griega Artemisa (hermana gemela del dios
del sol Apolo) diosa de la fertilidad, la tierra, la luna y los animales. La
mayor parte de las descripciones que conocemos acerca del Templo original de
Artemisa provienen del historiador romano Plinio el Viejo (23 - 79 d. C.), que
describió el templo como <<un maravilloso monumento de magnificencia
Griega y merecedor de nuestra más genuina admiración. >>
Plinio documentó
tanto sus dimensiones exactas, como el tiempo que llevó construirlo y el
material usado durante la construcción. La base del templo era de forma
rectangular y medía 150 pies de ancho (45,7 metros) y 300 pies de largo (91,4
metros). Fue construido sobre una plataforma con 13 escalones que conducían
hasta una alta terraza. Tenía un total de 127 columnas, cada una de ellas con
una altura de 20 metros (65,6 pies), capiteles jónicos y estrías talladas. A
diferencia de otros santuarios, el edificio entero era de mármol.
Esta maqueta del Templo de Artemisa, del Miniatürk Park de
Estambul,
en Turquía, intenta recrear la posible apariencia del primer templo.
en Turquía, intenta recrear la posible apariencia del primer templo.
(Wikimedia Commons)
El antiguo templo fue construido entre los años 650 a. C. y
550 a. C. sobre un emplazamiento ya consagrado tradicionalmente a la Diosa
Madre asiática de Anatolia, Cibeles y fue destruido por los cimerios. Fue
diseñado por el arquitecto cretense Quersifrón y su hijo Metágenes y su
construcción comenzada y financiada por el poderoso rey Creso de Lidia tardo
120 años en terminarse. Los Lidios (y a continuación los Persas) habían
conquistado Efeso alrededor del 500 a. C. Sin embargo, el emplazamiento sagrado
de Éfeso, tal y como se creía, era mucho más antiguo.
Según el historiador griego Estrabón, el Templo de Artemisa
fue reconstruido siete veces más durante diez siglos, aunque el número exacto
de reconstrucciones siga siendo incierto. Las excavaciones han revelado pruebas
de su reconstrucción en, al menos, tres ocasiones. Cada vez que se reconstruía
volvía a levantarse en el mismo lugar y se aumentaba su tamaño. Pausanias (110
d. C. – 180 d. C.), viajero griego, geógrafo e historiador, escribió del santuario
que era más antiguo, incluso, que el Templo del Oráculo de Apolo en Dídima.
También escribió que entre los habitantes pre jónicos de la ciudad se contaban
tanto Léleges como Lidios. Los historiadores creen que el primer santuario se
construyó en la Edad del Bronce. Cuando Calímaco compuso su Himno a Artemisa,
conjeturó con la idea de que lo hubieran construido las Amazonas. Una
desastrosa inundación, en el siglo VII a. C., habría destruido el más antiguo
de los templos.
Una de las estatuas de Artemisa recuperadas en el Templo, perteneciente al Museo de Arqueología de Éfeso. Foto: Julian Fong,
2006 (Wikimedia Commons)
Durante la noche del 21 de julio del año 356 a. C., justo la
noche en la que nació Alejandro Magno, un incendiario llamado Heróstrato
prendió fuego al templo, destruyendolo. Plutarco sentenció que Artemisa estaba
demasiado preocupada por el nacimiento del Magno como para salvar su propio templo en
llamas. Valerio Máximo dijo de este demente:
<< Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en
Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su
nombre sería conocido en el mundo entero>>
Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera
recordado, prohibiendo, bajo pena de muerte, mencionarlo. Sin embargo, éste ha
llegado a través de Estrabón.
Comparación
aproximada del Partenón de Atenas con el Templo de Artemisa en Éfeso. (Wikipedia)
Años más tarde, el propio Alejandro Magno visitó la ciudad y
se ofreció a pagar el coste de su reconstrucción con la condición de que
añadieran su nombre al Templo, pero los efesios rechazaron su oferta aduciendo
que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad.
Tras la muerte de Alejandro, el templo fue reconstruido en el año 323 a. C.,
construyéndose idéntico al original excepto por su plataforma elevada, que
constituía un típico rasgo de la arquitectura clásica de la época. La
reconstrucción del templo es atribuida por algunos autores al rodio (o según otros,
macedonio) Dinócrates, el que realizó las mediciones para la fundación de la
ciudad de Alejandría, en Egipto. Plinio comenta que trabajó esculpiendo
relieves y decorando las columnas Escopas de Paros, que también había
intervenido en el Mausoleo de Halicarnaso.
Esta cara de mujer es una de los más bellos de los fragmentos
conservados del templo arcaico de Artemisa en Éfeso.
(Museo Británico)
(Museo Británico)
Hacia el año 263 d. C., esta reconstrucción ya había sido
saqueada por Nerón y más tarde destruida por los Godos, tribu germánica del
Este. No volvió a ser reconstruido. En el año 391 d. C. el emperador romano Teodosio declaró que
todos los templos paganos quedaban clausurados y diez años más tarde, en el
401, una furiosa muchedumbre liderada por San Juan Crisóstomo arrasó lo poco
que quedaba en pie del templo. Durante los dos siglos siguientes la mayor parte
de los ciudadanos de Éfeso fue, poco a poco, convirtiéndose al Cristianismo.
En el siglo IV a. C. el templo era considerado una de las
Maravillas del Mundo, en parte debido a su gran tamaño, pero también por su
belleza y sus pródigas decoraciones, tanto en su interior como en su exterior.
Durante años, el templo se convirtió en un lugar visitado por comerciantes,
turistas y artesanos, y los reyes rendían culto a la diosa Artemisa compartiendo
sus riquezas con ella. El viejo templo pasó a alojar tanto a sacerdotes y
sacerdotisas, como a músicos, bailarines y acróbatas. Asimismo se convirtió en
un lugar de comercio que albergaba numerosas obras de arte. Esculturas obra de
renombrados artistas griegos como Polícleto, Fidias, Cresilas y Fradmón
adornaban el templo, así como pinturas y columnas recubiertas de oro y plata.
Muchas de estas esculturas representaban a las Amazonas.
La mayor parte de lo que queda del Templo de Artemisa no se
descubrió hasta 1869 cuando un equipo de arqueólogos del Museo Británico,
liderados por John Turtle Wood, encontró algunos restos y parte de los
cimientos tras buscar durante siete largos años. En 1987-88, las excavaciones
revelaron la inundación que había destruido el primer templo. Hoy el lugar es
poco más que una ruina. Donde una vez se alzó el templo, hoy sólo existe un
erial con una solitaria columna de 11 metros de alto coronada por un nido de
cigüeña y algunos escombros diseminados. Esta columna fue erigida utilizando
parte de las ruinas halladas en el lugar, colocando unas piedras sobre otras
para intentar emular a una de las originales.
La estatua original de Artemisa, que fue rescatada de un incendio, está
expuesta en la actualidad en el Museo de Selcuk, Turquía mientras que otros
restos del templo se hallan en el Museo Británico de Londres, Inglaterra
Los restos del Templo de Artemisa en Éfeso (Wikimedia
Commons)
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restos del Templo de Artemisa en Éfeso (Wikimedia Commons) - See more
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Existe una referencia en el Nuevo Testamento al templo de
Diana de los Efesios, lo cual nos ayuda a percibir que se hacían figurillas de
este templo (posiblemente a escala) para su venta, y el fervor que los Efesios
de ese tiempo tenían por su edificio.
<<Entonces hubo un alboroto no pequeño acerca del
Camino. Porque un platero llamado Demetrio, el cual hacía de plata templecillos
de Diana, daba a los artífices no poca ganancia; a los cuales, reunidos con los
oficiales de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio tenemos
ganancia; y veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino á muchas
gentes de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo que no son
dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este
negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa
Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual
honra toda el Asia y el mundo. Oídas estas cosas, llenáronse de ira, y dieron
alarido diciendo: ¡Grande es Diana de los Efesios!>>
Libro de los Hechos
de los Apóstoles 19:24-28
La Selçuk Artemis Culture, Arts and Education Foundation
tiene prevista la construcción del Artemision por tercera vez en la historia.
El nuevo templo, que mantendrá el mismo tamaño de su antecesor, se construirá
en una zona llamada Kurutepe, a 1500 metros de la ubicación original del templo
y cuenta con un presupuesto de 150 millones de dólares.
Vista panorámica de 360 del lugar donde estuvo edificado el
templo (Wikimedia Commons)
Maqueta del nuevo templo, cuyo ambicioso plan de reconstrucción
promete ser tan soberbio como lo fue en la antigüedad. (SELÇUK)