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domingo, 6 de septiembre de 2015

El Magnífico Templo de Artemisa, una Maravilla del Mundo Antiguo










Representación de como debio ser el Templo de Artemisa en su apogeo.
(imagen 7M)








El Templo de Artemisa (también conocido por el menos exacto nombre de templo de Diana por los romanos) era una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. De tres a cuatro veces más grande que el Partenón de Atenas, esta construcción erigida como centro de oración dedicado a la diosa griega Artemisa, fue descrita en su momento como el mayor templo de la antigüedad. Lugar de culto tanto de griegos como de romanos, el magnífico templo fue destruido y reconstruido muchas veces a lo largo de su extensa historia. Antípatro de Sidón, que compiló y visitó las siete maravillas, escribió del templo que era más fabuloso que cualquiera de las otras seis:

 <<He contemplado los muros de la inexpugnable Babilonia cuyas almenas  pueden recorrer los carros y la estatua de Zeus a orillas del Alfeo, he visto los jardines colgantes y el coloso de Rodas, las grandes montañas levantadas por la mano del hombre que son las altas pirámides y la gigantesca tumba de Mausolo; pero cuando vi la sagrada casa de Artemisa cuyas torres se pierden en las nubes, las demás quedaron ensombrecidas, pues ni el mismísimo sol ha podido contemplar a su igual a no ser en el Olimpo.>>

El Templo de Artemisa era un templo griego situado en la antigua ciudad de Éfeso. Además de un gran puerto, Éfeso fue también un importante centro religioso del mundo antiguo. Conocida actualmente como Selcuk, se encontraba a unas 35 millas (56 kilómetros) al sur de la portuaria ciudad de Esmirna, en lo que hoy es Turquía. El templo fue consagrado como lugar de oración y culto a la diosa griega Artemisa (hermana gemela del dios del sol Apolo) diosa de la fertilidad, la tierra, la luna y los animales. La mayor parte de las descripciones que conocemos acerca del Templo original de Artemisa provienen del historiador romano Plinio el Viejo (23 - 79 d. C.), que describió el templo como <<un maravilloso monumento de magnificencia Griega y merecedor de nuestra más genuina admiración. >>

Plinio documentó tanto sus dimensiones exactas, como el tiempo que llevó construirlo y el material usado durante la construcción. La base del templo era de forma rectangular y medía 150 pies de ancho (45,7 metros) y 300 pies de largo (91,4 metros). Fue construido sobre una plataforma con 13 escalones que conducían hasta una alta terraza. Tenía un total de 127 columnas, cada una de ellas con una altura de 20 metros (65,6 pies), capiteles jónicos y estrías talladas. A diferencia de otros santuarios, el edificio entero era de mármol.




Esta maqueta del Templo de Artemisa, del Miniatürk Park de Estambul, 
en Turquía, intenta recrear la posible apariencia del primer templo.
 (Wikimedia Commons) 






El antiguo templo fue construido entre los años 650 a. C. y 550 a. C. sobre un emplazamiento ya consagrado tradicionalmente a la Diosa Madre asiática de Anatolia, Cibeles y fue destruido por los cimerios. Fue diseñado por el arquitecto cretense Quersifrón y su hijo Metágenes y su construcción comenzada y financiada por el poderoso rey Creso de Lidia tardo 120 años en terminarse. Los Lidios (y a continuación los Persas) habían conquistado Efeso alrededor del 500 a. C. Sin embargo, el emplazamiento sagrado de Éfeso, tal y como se creía, era mucho más antiguo.

Según el historiador griego Estrabón, el Templo de Artemisa fue reconstruido siete veces más durante diez siglos, aunque el número exacto de reconstrucciones siga siendo incierto. Las excavaciones han revelado pruebas de su reconstrucción en, al menos, tres ocasiones. Cada vez que se reconstruía volvía a levantarse en el mismo lugar y se aumentaba su tamaño. Pausanias (110 d. C. – 180 d. C.), viajero griego, geógrafo e historiador, escribió del santuario que era más antiguo, incluso, que el Templo del Oráculo de Apolo en Dídima. También escribió que entre los habitantes pre jónicos de la ciudad se contaban tanto Léleges como Lidios. Los historiadores creen que el primer santuario se construyó en la Edad del Bronce. Cuando Calímaco compuso su Himno a Artemisa, conjeturó con la idea de que lo hubieran construido las Amazonas. Una desastrosa inundación, en el siglo VII a. C., habría destruido el más antiguo de los templos.




Una de las estatuas de Artemisa recuperadas en el Templo, perteneciente al Museo de Arqueología de Éfeso. Foto: Julian Fong, 2006 (Wikimedia Commons) 






Durante la noche del 21 de julio del año 356 a. C., justo la noche en la que nació Alejandro Magno,  un incendiario llamado Heróstrato prendió fuego al templo, destruyendolo. Plutarco sentenció que Artemisa estaba demasiado preocupada por el nacimiento del Magno como para salvar su propio templo en llamas.  Valerio Máximo dijo de este demente:
 
<< Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero>>

Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera recordado, prohibiendo, bajo pena de muerte, mencionarlo. Sin embargo, éste ha llegado a través de Estrabón.



Comparación aproximada del Partenón de Atenas con el Templo de Artemisa en Éfeso. (Wikipedia)





Años más tarde, el propio Alejandro Magno visitó la ciudad y se ofreció a pagar el coste de su reconstrucción con la condición de que añadieran su nombre al Templo, pero los efesios rechazaron su oferta aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad. Tras la muerte de Alejandro, el templo fue reconstruido en el año 323 a. C., construyéndose idéntico al original excepto por su plataforma elevada, que constituía un típico rasgo de la arquitectura clásica de la época. La reconstrucción del templo es atribuida por algunos autores al rodio (o según otros, macedonio) Dinócrates, el que realizó las mediciones para la fundación de la ciudad de Alejandría, en Egipto. Plinio comenta que trabajó esculpiendo relieves y decorando las columnas Escopas de Paros, que también había intervenido en el Mausoleo de Halicarnaso.



Esta cara de mujer es una de los más bellos de los fragmentos conservados del templo arcaico de Artemisa en Éfeso.
 (Museo Británico)



Hacia el año 263 d. C., esta reconstrucción ya había sido saqueada por Nerón y más tarde destruida por los Godos, tribu germánica del Este. No volvió a ser reconstruido. En el año 391 d. C. el emperador romano Teodosio declaró que todos los templos paganos quedaban clausurados y diez años más tarde, en el 401, una furiosa muchedumbre liderada por San Juan Crisóstomo arrasó lo poco que quedaba en pie del templo. Durante los dos siglos siguientes la mayor parte de los ciudadanos de Éfeso fue, poco a poco, convirtiéndose al Cristianismo.
 
En el siglo IV a. C. el templo era considerado una de las Maravillas del Mundo, en parte debido a su gran tamaño, pero también por su belleza y sus pródigas decoraciones, tanto en su interior como en su exterior. Durante años, el templo se convirtió en un lugar visitado por comerciantes, turistas y artesanos, y los reyes rendían culto a la diosa Artemisa compartiendo sus riquezas con ella. El viejo templo pasó a alojar tanto a sacerdotes y sacerdotisas, como a músicos, bailarines y acróbatas. Asimismo se convirtió en un lugar de comercio que albergaba numerosas obras de arte. Esculturas obra de renombrados artistas griegos como Polícleto, Fidias, Cresilas y Fradmón adornaban el templo, así como pinturas y columnas recubiertas de oro y plata. Muchas de estas esculturas representaban a las Amazonas. 

La mayor parte de lo que queda del Templo de Artemisa no se descubrió hasta 1869 cuando un equipo de arqueólogos del Museo Británico, liderados por John Turtle Wood, encontró algunos restos y parte de los cimientos tras buscar durante siete largos años. En 1987-88, las excavaciones revelaron la inundación que había destruido el primer templo. Hoy el lugar es poco más que una ruina. Donde una vez se alzó el templo, hoy sólo existe un erial con una solitaria columna de 11 metros de alto coronada por un nido de cigüeña y algunos escombros diseminados. Esta columna fue erigida utilizando parte de las ruinas halladas en el lugar, colocando unas piedras sobre otras para intentar emular a una de las originales.  La estatua original de Artemisa, que fue rescatada de un incendio, está expuesta en la actualidad en el Museo de Selcuk, Turquía mientras que otros restos del templo se hallan en el Museo Británico de Londres, Inglaterra 

 Los restos del Templo de Artemisa en Éfeso (Wikimedia Commons)

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Existe una referencia en el Nuevo Testamento al templo de Diana de los Efesios, lo cual nos ayuda a percibir que se hacían figurillas de este templo (posiblemente a escala) para su venta, y el fervor que los Efesios de ese tiempo tenían por su edificio.

<<Entonces hubo un alboroto no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, el cual hacía de plata templecillos de Diana, daba a los artífices no poca ganancia; a los cuales, reunidos con los oficiales de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio tenemos ganancia; y veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino á muchas gentes de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo. Oídas estas cosas, llenáronse de ira, y dieron alarido diciendo: ¡Grande es Diana de los Efesios!>>

    Libro de los Hechos de los Apóstoles 19:24-28

La Selçuk Artemis Culture, Arts and Education Foundation tiene prevista la construcción del Artemision por tercera vez en la historia. El nuevo templo, que mantendrá el mismo tamaño de su antecesor, se construirá en una zona llamada Kurutepe, a 1500 metros de la ubicación original del templo y cuenta con un presupuesto de 150 millones de dólares.





Vista panorámica de 360 del lugar donde estuvo edificado el templo (Wikimedia Commons)







Maqueta del nuevo templo, cuyo ambicioso plan de reconstrucción promete ser tan soberbio como lo fue en la antigüedad. (SELÇUK)