Translate

lunes, 15 de junio de 2015

ACCIDENTE AEREO EN SAN GERARDO 1984



Para 1984, con el mejoramiento de los sistemas de inteligencia, nacieron las operaciones <<relámpago>> y <<rayo>>, que consistían en buscar reductos subversivos, con aeronaves y/o helicópteros  como observadores (O-2A y  Hughes -500). Los observadores al encontrarlos notificaban al Centro de Operaciones Tácticas (COT) de la Fuerza Aérea Salvadoreña y se lanzaba un asalto aéreo o bombardeo de punto. La cantidad de golpes que se les asestaron a unidades terroristas fueron innumerables.






Guardianes aproximándose a su zona de desembarco.

(foto Ernesto Gamboa vía Marco Argumedo.)



 

El 19 de febrero de 1984, se desarrolló una operación aeromóvil en las inmediaciones de San Gerardo, departamento de San Miguel. Mediante información de inteligencia obtenida, se estimaba que se encontraban reunidos en ese lugar los miembros de la comandancia general del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) una de las cinco organizaciones del terrorista FMLN.


           
El punto rojo nos muestra la ubicación de San Gerardo en la Republica de El Salvador (autor)









La operación fue llevada a cabo por unidades del Escuadrón de Helicópteros con 14 unidades UH-1H (Guardián), que transportarían 10 elementos cada uno, 1 UH 1H con coheteras (Cazador) 2 Hughes 500 (Guardiancillo), el Escuadrón de Caza y Bombardeo con 4 aeronaves Cessna A 37B (Dragón), que proporcionarían apoyo de fuego aéreo previo al desembarco y un O-2A Skymaster (Martillo), el cual dirigiría el fuego de los bombarderos y serviría como enlace de comunicaciones. Junto a ellos participaron tropa del Batallón de Paracaidistas y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE). Los helicópteros fueron divididos en dos formaciones de 7 aeronaves cada una.

Los aviones A 37 apoyarían el desembarco, despegando hacia su objetivo a las 0500 horas. El briefing informativo para las tripulaciones se realizó a las 0300 horas del mismo 19 de febrero, 2 horas previas a la hora del embarque en la base del aeropuerto de Ilopango. Según lo planificado, los helicópteros aterrizarían en los siguientes puntos de desembarco: la primera formación en el área general del cerro El Rascadero, al nororiente de San Gerardo y la segunda, en el cerro EL Tecomatal al sur de San Gerardo. 



Imagen de satélite del área general de San Gerardo: existen versiones contradictorias respecto al desarrollo de la operación, una de ellas apunta, a que se realizó el desembarco en dos lugares diferentes y que los aparatos caídos eran parte de la primera formación, que realizaron, según esta versión, su aproximación en el cerro El Rascadero. Conversaciones de el autor con otro piloto participante en la misión, indican que los aparatos accidentados eran parte de la segunda formación y que ambas formaciones desembarcaron su tropa en el mismo punto, este sería el cerro El Tecomatal. (autor)











Media hora antes del despegue de los helicópteros, el 0-2A despego hacia el objetivo, este se mantendría cerca del área para no delatar el lugar exacto del desembarco y esperaría la hora designada del ataque para marcar con cohetes de humo blanco el objetivo a los A-37. Luego de finalizado el briefing, los pilotos se dirigieron a chequear los helicópteros asignados. Los paracaidistas estaban esperando y comenzaron a embarcar. Los artilleros le recomendaban a la tropa que las trompetillas de los fusiles tenían que ir hacia abajo, para evitar que un disparo accidental de estos dañara alguna parte de la aeronave, especialmente el rotor principal.

Ya con todos abordo, ambas formaciones despegaron con minutos de diferencia en dirección al área de desembarco. La operación de búsqueda fue realizada por los 2 Hughes 500 y el UH 1H con coheteras (esta era la primera vez que se utilizaba este tipo de aparatos). Los helicópteros llegaron a la zona y comenzaron a rastrearla buscando presencia subversiva.

El piloto del cohetero además de proteger a los Hughes 500, dirigía la operación desde el aire. Estos detectaron movimientos subversivos ubicándolos en unas lomas cercanas, continuaron con el rastreo y quedaron a la espera del desembarco. Un minuto antes de las 0500 horas, hora estimada de la llegada de los A 37, el O-2A se aproximó  al área y reconoció los posibles objetivos que marcaría a los bombarderos. A la llegada de estos, marco al primer dragón y posteriormente le hizo las correcciones a cada uno de ellos. El área estaba lista para el desembarco y se había logrado sorprender a los subversivos. 

Una vez logrado esto, la primera formación de 7 UH-1H se enfilo a los lugares de desembarco y uno a uno inició el proceso de dejar a la tropa en las zonas de aterrizaje escogidas. Al aterrizar estos, recibían una lluvia de disparos y ráfagas de los subversivos para impedir el desembarco. En ambos lados de las aeronaves, los pilotos observaban sin poder hacer nada, como los impactos levantaban polvo y piedras, pero ninguno de los 7 aparatos fue alcanzado y estos dejaron su personal en tierra. Los paracaidistas corrieron a buscar cobertura y a repeler el ataque.

La primera formación después de desembarcar a su tropa, se alejó de la zona y se dirigieron a aterrizar a una zona pre escogida cerca de Villa Dolores, departamento de Cabañas. Ahí apagaron los helicópteros, a la espera de que la segunda formación llegara después de desembarcar a su personal.  Solo los artilleros se bajaron de los aparatos, el resto de la tripulación (piloto y copiloto) se mantuvieron en sus puestos. 

Instantes después de que el último UH-1H de la primera formación dejara a su personal, la segunda inicio su proceso de aproximación. Cuando la segunda formación iba aproximando, la tripulación del aparato líder observo demasiado cerca al 2 y le pidió <<conservara la distancia entre aeronaves y que se alejara un poco>> porque estaban a punto de aterrizar. Estando en la aproximación final, poco más o menos a 300 pies del área de aterrizaje, los subversivos comenzaron a disparar, poco al principio y aumentando la cadencia de fuego a medida que los helicópteros se acercaban. 

La adrenalina de los pilotos corría en aumento, todos movieron hacia adelante la placa blindada a un lado de la silla, se acomodaron en sus asientos y se prepararon a aterrizar. Se veía el movimiento de las tropas en tierra, las comunicaciones entre ellos amentaba a medida que tomaban contacto con los terroristas. Los paracaidistas estaban combatiendo para asegurar la zona del desembarco. Los artilleros de los UH-1H comenzaron a disparar sus ametralladoras M-60 hacia los lugares de donde les disparaban.

Próximos a aterrizar, la tripulación del helicóptero 3 escucho un <<PUK>>, un sonido extraño que nunca habían escuchado. En ese momento la tripulación del aparato giro la vista hacia los 2 helicópteros al frente y observaron que el Guardián FAS 258 (número 2 de la formación) piloteado por los subtenientes Jaime Galdámez Arias y Rodolfo Zúñiga Méndez y que se encontraba a la derecha del líder,  sobre reacciono a la izquierda y al frente golpeando con el rotor principal de su helicóptero el rotor de cola del helicóptero líder FAS 257, tripulado por el subteniente Roberto Cuellar Aguilar y el teniente Bernardo Cárcamo Pardo. (1) El FAS 257 perdió su rotor de cola y el FAS 258 el rotor principal. 

Ambos aparatos perdieron el control, cayendo a tierra. El líder comenzó a dar vueltas de 360° en la horizontal en cámara lenta, los soldados cayendo por la fuerza centrífuga o tirándose. El 2, con 145° de banqueo (casi invertido) y con 45° de nariz abajo, cayó en dirección de la zona de desembarco, la cual era el filo de la elevación y cuya extensión era aproximadamente de 100 pies (30 metros) o menos. A ambos lados eran acantilados y esa fue la dirección que tomaron ambos aparatos.



Imagen que muestra los restos de uno de los aparatos accidentados
(foto La Prensa Grafica)





Otra toma de la aeronave
 (foto La Prensa Grafica)





El resto de la formación desembarco a su personal, despegaron y el Guardián número 3 se dirigió al lugar en que estaba esperando la primera formación a avisarles de lo acontecido. Todos los pilotos encendieron sus aparatos y en menos de 5 minutos se encontraban en el aire y volando en dirección al lugar del accidente. En el ínterin, los paracaidistas se organizaron de manera que unos repelían el ataque de los subversivos y otros se dirigieron hacia los lugares del siniestro.  

Eran 12 los guardianes orbitando en el lugar del accidente. Minutos después el piloto del UH-1H cohetero, el más antiguo de la operación, ordeno que los lideres escogieran a los que se quedarían y que el resto de aparatos se retiraran, las posibilidades de otro accidente aumentaban dado el número de aparatos sobre la zona. La mayoría de helicópteros se retiraron, quedando solo los que colaborarían con la extracción de los fallecidos, el O-2A se quedó en la zona proveyendo información detallada de la operación al COT de Ilopango, como plataforma de comunicaciones entre las aeronaves y el COT y suministrando seguridad en caso la situación se complicara. Posteriormente los helicópteros se retiraron de la zona en la medida que llenaban su máxima capacidad de transporte con los cadáveres.



Momentos en que oficiales y tropa inspeccionan los restos de uno de los aparatos. (foto El Diario de Hoy)




El coronel Napoleón Morales Ruiz, del departamento 5 del Estado Mayor General, inspecciona los restos.(foto Diario Latino)



 


Es así como un desembarco que había logrado sorprender a los subversivos se convirtió en una tragedia que quedara por eterna memoria en la Fuerza Aérea Salvadoreña. Como consecuencia del accidente fallecieron los 28 ocupantes de las aeronaves: 4 pilotos, 4 artilleros y 20 miembros del Batallón de Paracaidistas (entre estos un caballero cadete). Para esa fecha, se convirtió en el accidente aéreo más grave sucedido en El Salvador. Es necesario señalar que ninguno de los 2 aparatos fuera alcanzado por disparos de fusilería o de RPG, como dieron a conocer los terroristas en su oportunidad.




Evacuación de los restos de los Héroes Nacionales fallecidos en el cumplimiento del deber.
(foto La Prensa Grafica)








Otra toma de la evacuación de los restos.
(foto Diario Latino)









Sub teniente Roberto Cuellar Aguilar, 
capitán de nave FAS 257 (foto Marco Argumedo)





Teniente  Bernardo Ernesto Cárcamo Pardo, copiloto FAS 257
(foto FAS)





Sub teniente Jaime Godofredo Galdámez Arias, 
capitán de nave FAS 258 (foto FAS)





Sub teniente Rodolfo Alejandro Zúñiga Méndez, copiloto FAS 258
(foto FAS)




Sub teniente Cadete Herson Napoleón Calitto Flores, hijo del Teniente Coronel Napoleón Herson Calitto, quien fallecería el 23 de octubre de 1984, también a bordo de un UH 1H.(foto La Prensa Grafica)





Soldado de 1° Clase de Aviación Raúl Antonio Umanzor Pineda, aerotécnico, que por necesidades del servicio, desempeño a bordo de uno de los aparatos siniestrados la función de artillero. (foto FAS)






Esquelas publicadas en los periódicos de la época, presentando las condolencias de la Fuerza Armada por la muerte de los pilotos.
(foto diario El Mundo)









(1)Durante los primeros años del conflicto, dada la carencia de pilotos de helicópteros, los pilotos de  Ala Fija que no estaban involucrados en operaciones propias de su especialidad, eran asignados como copilotos. El teniente Bernardo Ernesto Cárcamo Pardo era piloto del Escuadrón de Transporte y debido a esta necesidad operacional, fue asignado como copiloto de helicóptero para esta misión.