Para 1984, con el
mejoramiento de los sistemas de inteligencia, nacieron las operaciones
<<relámpago>> y <<rayo>>, que consistían en buscar
reductos subversivos, con aeronaves y/o helicópteros como observadores (O-2A y Hughes -500). Los observadores al
encontrarlos notificaban al Centro de Operaciones Tácticas (COT) de la Fuerza
Aérea Salvadoreña y se lanzaba un asalto aéreo o bombardeo de punto. La
cantidad de golpes que se les asestaron a unidades terroristas fueron
innumerables.
Guardianes aproximándose
a su zona de desembarco.
(foto Ernesto Gamboa vía Marco Argumedo.)
El 19 de febrero de
1984, se desarrolló una operación aeromóvil en las inmediaciones de San
Gerardo, departamento de San Miguel. Mediante información de
inteligencia obtenida, se estimaba que se encontraban reunidos en ese lugar los
miembros de la comandancia general del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
una de las cinco organizaciones del terrorista FMLN.
El punto rojo nos muestra la ubicación de San
Gerardo en la Republica de El Salvador (autor)
La operación fue
llevada a cabo por unidades del Escuadrón de Helicópteros con 14 unidades UH-1H
(Guardián), que transportarían 10 elementos cada uno, 1 UH 1H con coheteras
(Cazador) 2 Hughes 500 (Guardiancillo), el Escuadrón de Caza y Bombardeo con 4
aeronaves Cessna A 37B (Dragón), que proporcionarían apoyo de fuego aéreo
previo al desembarco y un O-2A Skymaster (Martillo), el cual dirigiría el fuego
de los bombarderos y serviría como enlace de comunicaciones. Junto a ellos
participaron tropa del Batallón de Paracaidistas y del Grupo de Operaciones
Especiales (GOE). Los helicópteros fueron divididos en dos formaciones de 7
aeronaves cada una.
Los aviones A 37
apoyarían el desembarco, despegando hacia su objetivo a las 0500 horas. El
briefing informativo para las tripulaciones se realizó a las 0300 horas del
mismo 19 de febrero, 2 horas previas a la hora del embarque en la base del
aeropuerto de Ilopango. Según lo planificado, los helicópteros aterrizarían en
los siguientes puntos de desembarco: la primera formación en el área general del
cerro El Rascadero, al nororiente de San Gerardo y la segunda, en el cerro EL Tecomatal
al sur de San Gerardo.
Imagen de satélite del
área general de San Gerardo: existen versiones contradictorias respecto al
desarrollo de la operación, una de ellas apunta, a que se realizó el desembarco
en dos lugares diferentes y que los aparatos caídos eran parte de la primera
formación, que realizaron, según esta versión, su aproximación en el cerro El
Rascadero. Conversaciones de el autor con otro piloto participante en la misión,
indican que los aparatos accidentados eran parte de la segunda formación y que
ambas formaciones desembarcaron su tropa en el mismo punto, este sería el cerro
El Tecomatal. (autor)
Media hora antes del
despegue de los helicópteros, el 0-2A despego hacia el objetivo, este se
mantendría cerca del área para no delatar el lugar exacto del desembarco y
esperaría la hora designada del ataque para marcar con cohetes de humo blanco
el objetivo a los A-37. Luego de finalizado el
briefing, los pilotos se dirigieron a chequear los helicópteros asignados. Los
paracaidistas estaban esperando y comenzaron a embarcar. Los artilleros le
recomendaban a la tropa que las trompetillas de los fusiles tenían que ir hacia
abajo, para evitar que un disparo accidental de estos dañara alguna parte de la
aeronave, especialmente el rotor principal.
Ya con todos abordo,
ambas formaciones despegaron con minutos de diferencia en dirección al área de
desembarco. La operación de búsqueda fue realizada por los 2 Hughes 500 y el UH
1H con coheteras (esta era la primera vez que se utilizaba este tipo de
aparatos). Los helicópteros llegaron a la zona y comenzaron a rastrearla
buscando presencia subversiva.
El piloto del cohetero
además de proteger a los Hughes 500, dirigía la operación desde el aire. Estos
detectaron movimientos subversivos ubicándolos en unas lomas cercanas,
continuaron con el rastreo y quedaron a la espera del desembarco. Un minuto
antes de las 0500 horas, hora estimada de la llegada de los A 37, el O-2A se
aproximó al área y reconoció los
posibles objetivos que marcaría a los bombarderos. A la llegada de estos, marco
al primer dragón y posteriormente le hizo las correcciones a cada uno de ellos.
El área estaba lista para el desembarco y se había logrado sorprender a los
subversivos.
Una vez logrado esto,
la primera formación de 7 UH-1H se enfilo a los lugares de desembarco y uno a
uno inició el proceso de dejar a la tropa en las zonas de aterrizaje escogidas.
Al aterrizar estos, recibían una lluvia de disparos y ráfagas de los
subversivos para impedir el desembarco. En ambos lados de las aeronaves, los
pilotos observaban sin poder hacer nada, como los impactos levantaban polvo y
piedras, pero ninguno de los 7 aparatos fue alcanzado y estos dejaron su
personal en tierra. Los paracaidistas corrieron a buscar cobertura y a repeler
el ataque.
La primera formación
después de desembarcar a su tropa, se alejó de la zona y se dirigieron a
aterrizar a una zona pre escogida cerca de Villa Dolores, departamento de
Cabañas. Ahí apagaron los helicópteros, a la espera de que la segunda formación
llegara después de desembarcar a su personal.
Solo los artilleros se bajaron de los aparatos, el resto de la
tripulación (piloto y copiloto) se mantuvieron en sus puestos.
Instantes después de
que el último UH-1H de la primera formación dejara a su personal, la segunda
inicio su proceso de aproximación. Cuando la segunda formación iba aproximando,
la tripulación del aparato líder observo demasiado cerca al 2 y le pidió
<<conservara la distancia entre aeronaves y que se alejara un
poco>> porque estaban a punto de aterrizar. Estando en la aproximación
final, poco más o menos a 300 pies del área de aterrizaje, los subversivos comenzaron
a disparar, poco al principio y aumentando la cadencia de fuego a medida que
los helicópteros se acercaban.
La adrenalina de los
pilotos corría en aumento, todos movieron hacia adelante la placa blindada a un
lado de la silla, se acomodaron en sus asientos y se prepararon a aterrizar. Se
veía el movimiento de las tropas en tierra, las comunicaciones entre ellos
amentaba a medida que tomaban contacto con los terroristas. Los paracaidistas
estaban combatiendo para asegurar la zona del desembarco. Los artilleros de los
UH-1H comenzaron a disparar sus ametralladoras M-60 hacia los lugares de donde
les disparaban.
Próximos a aterrizar,
la tripulación del helicóptero 3 escucho un <<PUK>>, un sonido
extraño que nunca habían escuchado. En ese momento la tripulación del aparato
giro la vista hacia los 2 helicópteros al frente y observaron que el Guardián
FAS 258 (número 2 de la formación) piloteado por los subtenientes Jaime
Galdámez Arias y Rodolfo Zúñiga Méndez y que se encontraba a la derecha del
líder, sobre reacciono a la izquierda y
al frente golpeando con el rotor principal de su helicóptero el rotor de cola
del helicóptero líder FAS 257, tripulado por el subteniente Roberto Cuellar
Aguilar y el teniente Bernardo Cárcamo Pardo. (1) El FAS 257 perdió su rotor de
cola y el FAS 258 el rotor principal.
Ambos aparatos
perdieron el control, cayendo a tierra. El líder comenzó a dar vueltas de 360°
en la horizontal en cámara lenta, los soldados cayendo por la fuerza centrífuga
o tirándose. El 2, con 145° de banqueo (casi invertido) y con 45° de nariz
abajo, cayó en dirección de la zona de desembarco, la cual era el filo de la
elevación y cuya extensión era aproximadamente de 100 pies (30 metros) o menos.
A ambos lados eran acantilados y esa fue la dirección que tomaron ambos
aparatos.
Imagen que muestra
los restos de uno de los aparatos accidentados
(foto La Prensa Grafica)
Otra toma de la
aeronave
(foto La Prensa Grafica)
El resto de la
formación desembarco a su personal, despegaron y el Guardián número 3 se
dirigió al lugar en que estaba esperando la primera formación a avisarles de lo
acontecido. Todos los pilotos encendieron sus aparatos y en menos de 5 minutos
se encontraban en el aire y volando en dirección al lugar del accidente. En el
ínterin, los paracaidistas se organizaron de manera que unos repelían el ataque
de los subversivos y otros se dirigieron hacia los lugares del siniestro.
Eran 12 los guardianes
orbitando en el lugar del accidente. Minutos después el piloto del UH-1H
cohetero, el más antiguo de la operación, ordeno que los lideres escogieran a
los que se quedarían y que el resto de aparatos se retiraran, las posibilidades
de otro accidente aumentaban dado el número de aparatos sobre la zona. La
mayoría de helicópteros se retiraron, quedando solo los que colaborarían con la
extracción de los fallecidos, el O-2A se quedó en la zona proveyendo
información detallada de la operación al COT de Ilopango, como plataforma de
comunicaciones entre las aeronaves y el COT y suministrando seguridad en caso
la situación se complicara. Posteriormente los helicópteros se retiraron de la
zona en la medida que llenaban su máxima capacidad de transporte con los
cadáveres.
Momentos en que
oficiales y tropa inspeccionan los restos de uno de los aparatos. (foto El Diario de Hoy)
El coronel Napoleón
Morales Ruiz, del departamento 5 del Estado Mayor General, inspecciona los
restos.(foto Diario Latino)
Es así como un
desembarco que había logrado sorprender a los subversivos se convirtió en una
tragedia que quedara por eterna memoria en la Fuerza Aérea Salvadoreña. Como
consecuencia del accidente fallecieron los 28 ocupantes de las aeronaves: 4
pilotos, 4 artilleros y 20 miembros del Batallón de Paracaidistas (entre estos
un caballero cadete). Para esa fecha, se convirtió en el accidente aéreo
más grave sucedido en El Salvador. Es necesario señalar
que ninguno de los 2 aparatos fuera alcanzado por disparos de fusilería o de
RPG, como dieron a conocer los terroristas en su oportunidad.
Evacuación de los restos
de los Héroes Nacionales fallecidos en el cumplimiento del
deber.
(foto La Prensa Grafica)
(foto La Prensa Grafica)
Otra toma de la evacuación
de los restos.
(foto Diario Latino)
Sub teniente
Roberto Cuellar Aguilar,
capitán de nave FAS 257 (foto Marco Argumedo)
Teniente Bernardo Ernesto Cárcamo Pardo, copiloto FAS
257
(foto FAS)
Sub teniente Jaime
Godofredo Galdámez Arias,
capitán de nave FAS 258 (foto FAS)
Sub teniente Rodolfo
Alejandro Zúñiga Méndez, copiloto FAS 258
(foto FAS)
Sub teniente Cadete
Herson Napoleón Calitto Flores, hijo del Teniente Coronel Napoleón Herson
Calitto, quien fallecería el 23 de octubre de 1984, también a bordo de un UH
1H.(foto La Prensa Grafica)
Soldado de 1° Clase de
Aviación Raúl Antonio Umanzor Pineda, aerotécnico, que por necesidades del
servicio, desempeño a bordo de uno de los aparatos siniestrados la función de
artillero. (foto FAS)
Esquelas publicadas en los periódicos de la época, presentando las condolencias de la Fuerza Armada por la
muerte de los pilotos.
(foto diario El Mundo)
(foto diario El Mundo)
(1)Durante los primeros
años del conflicto, dada la carencia de pilotos de helicópteros, los pilotos
de Ala Fija que no estaban involucrados
en operaciones propias de su especialidad, eran asignados como copilotos. El
teniente Bernardo Ernesto Cárcamo Pardo era piloto del Escuadrón de Transporte
y debido a esta necesidad operacional, fue asignado como copiloto de
helicóptero para esta misión.