lunes, 1 de septiembre de 2014
75° ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
*Tropas alemanas removiendo
las barreras en un paso fronterizo con Polonia, el primer día de la guerra.
Hace 75 años exactos se
inició la Segunda Guerra Mundial, que derivaría luego en el mayor conflicto sucedido a la humanidad. El
primer incidente de esta cruel guerra mundial, sería el que hoy es conocido
como Operación Himmler, Provocación de Gleiwitz o Incidente de Gleiwitz, nombre
dado a la operación de bandera falsa (operaciones encubiertas llevadas a cabo
por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñadas para aparecer
como si fueran llevadas a cabo por otras entidades) dirigida por Alfred Helmut
Naujocks, bajo las órdenes de Reinhard Heydrich, tras la que Alemania invade
Polonia sin previa declaración de guerra.
La operación consistió
en un ataque por tropas alemanas con uniforme polaco a la emisora de radio
fronteriza alemana de Gleiwitz (Gliwice, nombre oficial polaco actual), para
luego difundir un mensaje en que se animaba a la minoría polaca de Silesia a
tomar las armas contra Adolf Hitler. Como prueba del ataque, los nazis
asesinaron y vistieron con uniformes polacos a algunos prisioneros de campos de
concentración.
Mucho de lo que se sabe
sobre el incidente Gleiwitz proviene de la declaración jurada de Alfred
Naujocks (1911-1966) en los Juicios de Nuremberg. En su testimonio, él declaro
que él organizó el incidente bajo las órdenes de Reinhard Heydrich (1904-1942) y Heinrich Müller (1900-desaparecido en 1945)
, jefe de la Gestapo.
*Alfred Naujocks
fotografiado luego de su captura por tropas norteamericanas el 19 de octubre de
1944.
En la noche del 31 de
agosto de 1939, un pequeño grupo de agentes alemanes, vestidos con uniformes
polacos y dirigido por Naujocks, se apoderó de la estación de Gleiwitz y transmitió
un corto mensaje anti-alemán en polaco (las fuentes varían acerca del contenido
del mensaje). El objetivo de los alemanes era hacer pasar el ataque y la
difusión del mensaje como la obra de saboteadores polacos anti-alemanes.
Para que el ataque
pareciere más convincente, los alemanes llevaron a Franciszek Honiok, un alemán
de Silesia conocido por simpatizar con los polacos, que había sido detenido el
día anterior por la Gestapo. Honiok fue vestido para parecerse a un saboteador;
luego de ser asesinado por inyección letal, recibió heridas de bala, y se le dejó
muerto en el lugar, por lo que parecía haber sido asesinado mientras atacan la
estación. Su cadáver fue posteriormente presentado como prueba de la agresión a
la policía y la prensa.
Además de Honiok,
varios otros prisioneros del campo de concentración de Dachau se mantuvieron a disposición
para este fin. Los alemanes que les denominaban con la frase clave <<
Konserve>> (productos enlatados). Por esta razón, algunas fuentes se
refieren incorrectamente al incidente como <<Operación productos
enlatados>>. En un testimonio oral
en los juicios, Erwin von Lahousen declaró que su grupo en la Abwehr fue uno de
los dos a los que se les dio la tarea de proporcionar uniformes polacos, los
equipos y las tarjetas de identificación, y que más tarde le fue dicho por el
almirante Wilhelm Canaris que la gente de los campos de concentración había
sido disfrazada con estos uniformes y se le ordenó atacar a las estaciones de
radio.
*Las siguientes fotografías
muestran la placa conmemorativa en el lugar del ataque a la estación de radio,
cuya antena de madera aún se conserva (foto inferior)
El incidente Gleiwitz
fue parte de una operación mayor, realizada por la Abwehr y las fuerzas de las
SS. Al mismo tiempo del ataque de Gleiwitz, hubo otros incidentes orquestados
por Alemania a lo largo de la frontera con Polonia, como por ejemplo incendios en
el Corredor Polaco y propaganda falsa. Todo el proyecto, bautizado como
Operación Himmler tenía la intención de dar la apariencia de la agresión polaca
contra Alemania.
Durante meses antes de
la invasión de 1939, los periódicos alemanes y los políticos, entre ellos Adolf
Hitler, acusaron a lalas autoridades polacas de organizar o tolerar violentas
campañas de limpieza étnica contra los alemanes que vivian en Polonia.
*El Führer rinde
homenaje al joven ejército alemán que se dispone a hacer temblar a Europa.
Al día siguiente del
ataque de Gleiwitz, 1 de septiembre de 1939, Alemania inició la <<operación
blanco>> (la invasión de Polonia) dando inicio a la Segunda Guerra
Mundial en Europa . El mismo día, en un discurso ante el Reichstag, Adolf Hitler
citó los incidentes fronterizos, llamando a 3 de ellos como muy graves, como
justificación para la invasión de Polonia por Alemania. Sólo unos días antes, el 22 de agosto, en una reunión
preparatoria dijo a sus generales: <<Voy a proporcionar un motivo (casus
belli) que justifique la guerra, su credibilidad no importa. No se le pregunta
al vencedor si dijo la verdad>>.
*SGM images
LAS CLAVES NUNCA CONTADAS DE UNA CONTIENDA QUE DIVIDIÓ EL MUNDO DURANTE MEDIO SIGLO
El
tiempo ha ayudado a matizar protagonismos sin base histórica creados por
intereses de la posguerra, y ahora,
cuando empieza a apagarse el eco de «los cañones de agosto», de los actos por
el centenario de la Gran Guerra, iniciamos con el mes de septiembre otro
aniversario, el setenta y cinco de lo que se considera el comienzo de la más
evidente consecuencia de la anterior conflagración, segunda parte de una contienda
que, en realidad, se extendió entre 1914 y 1989, entre Sarajevo y la caída del
Muro de Berlín, tiñendo de horror al siglo XX. Una centuria cuya primera parte
conoció las más terribles carnicerías, con cifras impensables hasta entonces de
destrucción y muerte. Y una segunda bajo el miedo a una guerra planetaria que
acabara con todo y con todos en un holocausto nuclear. En el gozne entre esas
dos partes, en el epicentro de la larga contienda del siglo XX, la Segunda
Guerra Mundial superó con creces a su antecesora y abrió las puertas a la
Guerra Fría y el terror atómico.
Fascinación.
Por su dimensión, por su extensión, por el número de países implicados, por el
total de víctimas… por todas y cada una de sus magnitudes no ha habido jamás
una contienda igual. Quizá sea ése el motivo de la fascinación que ejerce aún
sobre una sociedad ávida de conocer más y mejor los pormenores y circunstancias
de toda aquella época. Fascinación que parece trasladarse de una generación a
otra: setenta y cinco años después, cuando sus últimos protagonistas nos
abandonan ya, la Segunda Guerra Mundial sigue acaparando títulos de ensayos,
novelas o biografías. Cientos de libros se publican aún en todo el mundo sobre
el tema. Un tema que es recurrente en las pantallas de nuestros cines y en
series televisivas, de ficción o documentales, por no citar los numerosos foros
de internet, donde los más jóvenes rugen en un permanente combate dialéctico
sobre todo tipo de cuestiones acerca de esta guerra.
Pero
el paso del tiempo matiza las verdades asumidas entonces como irrefutables,
evidencia las versiones destinadas más a oscurecer que aclarar, pone en
entredicho las interpretaciones más pendientes de condenar que de entender. Equilibra
protagonismos tergiversados en aras más a intereses de la posguerra, que a
realidades de la propia guerra. No sé si a estas alturas estaremos más cerca de
la verdad (¿cuál es la verdad?). Pero es evidente que hay otra forma de
explicar esa guerra, otra manera de contarla, otro modo de encarar los
acontecimientos. Posiblemente descubramos entonces nuevas dudas donde siempre
habíamos creído tener certezas.
Guerra
en Asia El
inicio. Lo primero que deberíamos poner en entredicho es esta propia fecha. El
1 de septiembre de 1939 comenzó la guerra en Europa, pero hacía ya más de dos
años que se combatía encarnizadamente en Asia. Desde 1937 Japón y China se
enfrentaban en una contienda que sólo en Nankín había provocado más de 100.000
muertes. En ese momento ya estaban delimitados los dos bandos en que el mundo
fue quedando dividido conforme avanzaba la Segunda Guerra Mundial. Y su
influencia en el desarrollo de ésta resultó decisiva. La presencia japonesa en
la zona llevó a un enfrentamiento armado con la Unión Soviética: Khalkin Gol,
una guerra corta pero cruenta, se resolvió justo a tiempo para que el Ejército
Rojo pudiera enviar sus unidades a invadir Polonia y cumplir así su acuerdo con
Alemania. Por su parte, Tokio, tomando buena nota de su humillante derrota, se
abstuvo de apoyar a Hitler cuando éste lanzó sus <<panzer>> contra
la URSS. Ello permitió a Stalin utilizar sus divisiones siberianas para
defender Moscú, lo que supuso el primer frenazo de la Wehrmacht en el Este. La
guerra en China sería también causa de que Washington cortara el suministro de
materias primas a Japón, entre ellas el vital petróleo, y su consecuencia fue
el ataque japonés a Pearl Harbor y la participación directa de los Estados
Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Una guerra que, evidentemente, comenzó en
Asia. Y en Asia terminaría nueve años más tarde.
Polonia.
Otra cuestión a revisar es la relativa a Polonia. Los manuales sostienen que
Londres y París declararon la guerra al Reich en defensa de la integridad
territorial polaca. Sin embargo, aparte de exigirle firmeza y prometerle apoyo,
los aliados poco más hicieron por Polonia que atrincherar sus fuerzas tras la
Línea Maginot, mientras los polacos esperaban en vano una supuesta ofensiva
franco-británica que aliviara su situación. Tal ofensiva nunca llegó a
producirse, porque Polonia no era causa, sino pretexto para la ruptura de
hostilidades. El Reino Unido y Francia lo que buscaban era frenar a Hitler tras
sus repetidos incumplimientos y el abandono de todas las obligaciones impuestas
a Berlín por el Tratado de Versalles. Si realmente Polonia fuera el motivo de
su preocupación, habrían extendido a Moscú su declaración de guerra cuando dos
semanas más tarde el Ejército Rojo invadió el país por el Este para completar
lo que la Wehrmacht estaba llevando a cabo por el Oeste.
Terminada
la contienda, cuyo inicio se legitimaba por la defensa de Polonia, de la
integridad territorial polaca, no hubo inconveniente en la amputación de casi
un tercio del país (compensada, solo en parte, con la anexión de territorios
alemanes) y la subordinación de Varsovia a una dictadura extranjera.
Vichy.
En 1940, tras la derrota de Francia, llegó el Armisticio y el establecimiento
del régimen de Vichy. Una cuestión sobre la que se podría debatir extensamente,
en especial sobre el auténtico papel jugado por la Resistencia a lo largo de
sus cuatro años (y no sólo en los últimos meses, cuando ya era evidente la
derrota alemana). O sobre la patética figura de Pétain, que de encarnar la
firmeza del pueblo francés frente a los alemanes, por su defensa de Verdún en
1916, pasó a simbolizar el entreguismo y la colaboración con el enemigo. No
debió ser sólo él, ya que tras la Liberación, Francia vivió una feroz represión
que alcanzó a decenas de miles de personas y obligó a que tanto Estados Unidos
como al Reino Unido exigieran a De Gaulle que parara tamaña persecución. Cerca
de 80.000 franceses fueron encarcelados y no menos de 10.000 ejecutados. Otros miles
más serían depurados de sus puestos de trabajo, cargos u honores, depuración
que se extendió incluso a los fallecidos previamente.
El
Blitz. Vencida Francia, el objetivo de Alemania era llegar a un acuerdo de paz
con Londres y al no lograrlo lanzó su ofensiva aérea para reducir la voluntad
de resistencia de los británicos, el Blitz. Una campaña de bombardeo
sistemático, primero contra bases aéreas y objetivos militares y posteriormente
contra las ciudades y la población civil. Nadie duda de que aquel fuera un
momento clave de la contienda. El Reino Unido era ya el único oponente que se
resistía a los nazis y su derrota hubiera significado el fin de la guerra y la
consolidación de todas las conquistas germanas. La definitiva victoria de
Hitler. Sin embargo, los cazas británicos pudieron mantener a raya a la
Luftwaffe a lo largo de casi una decena de meses, hasta que Göring se dio por
vencido y suspendió los ataques. «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos»
sentenciaría Churchill como tributo a los pilotos en una de sus frases tan
brillantes como rotundas, pero pudo haber especificado algo más, pues una gran
parte de esos «pocos», aunque tripularan aviones británicos que llevaban la
escarapela de la RAF en sus alas y fuselaje, procedían de otros muchos y
distantes países.
En
la batalla de Francia, el Reino Unido había perdido no menos de 300 aparatos y,
lo que es peor, a sus pilotos. Aunque las fábricas trabajaban a tope para
reponer los aviones perdidos, compensar las pérdidas humanas era mucho más
difícil, máxime si se tiene en cuenta que los primeros ataques de la aviación
alemana se centraron en las bases aéreas. Serían entonces aviadores polacos,
franceses y checos expatriados quienes tomaran los mandos de un buen número de
aviones para defender el Reino Unido, junto a canadienses y voluntarios
estadounidenses, que anticiparon por su cuenta la intervención de su país en la
guerra.
Monty.
El ventajismo de Mussolini abrió nuevos frentes de batalla y extendió la guerra
a diversos escenarios y países, obligando a Alemania a dispersar sus fuerzas.
África del Norte, el desierto, sería el marco del más emblemático de esos
enfrentamientos. Allí los italianos, con la ayuda de un par de divisiones alemanas,
pudieron mantener una guerra singular en la que uno y otro contendiente
avanzaba o retrocedía alternativamente miles de kilómetros. Rommel sería el
héroe de esa campaña. Pero el vencedor resultó ser Montgomery, siguiendo el
plan de su antecesor Auchinleck. Un plan tan sencillo como el de no desatar la
ofensiva hasta no tener una abrumadora superioridad sobre el enemigo, tanto en
hombres como en material. Con tal superioridad venció en El Alamein. Pero si
los germano-italianos pudieren ser desalojados del norte de África se debió más
a las fuerzas desembarcadas en el otro extremo del continente, en Marruecos y
Argelia, que a su labor de estratega.
Mitificado
(sobre todo por él mismo) Montgomery no tuvo demasiados éxitos posteriores.
Ralentizadas sus tropas en Sicilia, vería con rabia como Patton le adelantaba
en su carrera por llegar a Messina, el objetivo final de la campaña. En
Normandía quedó atascado en Caen durante semanas, hasta que los americanos, que
ya para entonces estaban a las puertas de París, vinieron en su auxilio (otra
vez Patton). En Amberes, vital para el abastecimiento de los aliados, el puerto
no pudo quedar operativo por la lentitud de las operaciones en las islas
adyacentes. Por fin, la que debía de ser su actuación estrella, Market Garden,
cruzar el Rin y entrar en Alemania, en el Ruhr, desde el norte de Holanda, fue
uno de los más sonados fracasos de toda la guerra. Hoy, sin embargo, Monty
sigue siendo uno de los grandes mitos de la contienda. Fue un general que cumplió su misión, pero no un buen general. Quizá porque todos los países necesitan tener su propio héroe en cada guerra.
Pearl
Harbor. El ataque a los buques americanos en las Hawái es otro de los mitos
recurrentes. Aparte de las diferentes interpretaciones, incluso de mandos de la
US Navy, sobre la «colaboración» de Washington a esa agresión de los japoneses
que permitió a Roosevelt oficializar una guerra en la que, de hecho, ya estaba
participando, la operación en sí, por muy alevosa que fuera, no constituyó un
caso singular en esta contienda. Antes que Pearl Harbor, sin previo aviso ni
declaración de guerra, fueron bombardeadas e invadidas Polonia, Dinamarca,
Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Yugoslavia o la URSS, con la diferencia
de que los norteamericanos fueron atacados en una base naval, sufriendo menos
de un centenar de muertes entre los civiles, aunque si muchas bajas militares, mientras en Varsovia, Rotterdam o
Belgrado las víctimas se contaron por decenas de miles. Alevoso sí, como tantos
otros, pero no tan singular como se nos presenta tan magnificado ataque,
singularizando su fecha como «Día de la Infamia» en una guerra llena de tantas
infamias.
Barbarroja.
La decisión de Hitler de invadir la URSS, además de resultar un error
histórico, se basó en la falsa premisa de que los soviéticos preparaban la
guerra contra el Reich. Por el contrario, el cumplimiento por parte de Moscú de
los acuerdos sellados entre Molotov y Ribbentrop en el verano de 1939, fue
total. Tanto que las potencias occidentales, y sobre todo la opinión pública,
consideraban a Stalin el aliado más firme de Hitler. Sólo hace falta ver las
caricaturas en la prensa de la época. Y un dato más, la Luftwaffe se había
organizado y preparado en tierras rusas en una base cedida por el Kremlin, a
causa de las restricciones que imponía a Alemania el Tratado de Versalles.
Incluso, durante la Talvisota, la guerra de invierno entre la URSS y Finlandia,
franceses y británicos consideraron mandar un cuerpo expedicionario a combatir
contra el Ejército Rojo. Si la intervención, que hubiera sumado definitivamente
a la URSS con las fuerzas del Eje, no llegó a consumarse se debió sólo a que la
contienda se remató antes de que las tropas aliadas estuvieran listas para su
embarque. Stalin confiaba en Hitler tanto como Hitler desconfiaba de Stalin.
Por eso desoyó los múltiples avisos en los que se le anunciaba la fecha exacta
del ataque. Aún minutos antes de que la maquinaria militar germana pusiera en
marcha la invasión, un tren cruzaba la frontera con suministros de guerra
soviéticos para Alemania.
El
día D. El desembarco de Normandía es sin duda otra de las acciones claves de la
guerra. La mayor operación de desembarco llevada a cabo en la historia que,
aunque no logró los objetivos inicialmente previstos, resultó un éxito
incuestionable. Lo que se puede cuestionar, sin embargo, es en qué medida
decidió la contienda. Porque a Berlín se llegó desde el este. Mientras en las
playas de Normandía desembarcaban varios cientos de miles de hombres, el
Ejército Rojo movilizaba cerca de seis millones de soldados en una serie de
ofensivas que abarcaban desde el Báltico al Mar Negro, que culminaron con la
Operación Bagration, haciendo que Rumanía, Finlandia y Bulgaria cambiaran de
bando y obligando a las tropas germanas a evacuar Serbia, Grecia y Albania, así
como a intervenir en Hungría y Eslovaquia para que esos países no se desligaran
también de Alemania. La Operación Overlord, nombre en clave del desembarco, ni
tan siquiera forzó a la Wehrmacht a desplazar una sola división desde el Frente
del Este al Oeste. Sin embargo, en otro aspecto, la llegada de las fuerzas
anglo-americanas a la Europa Occidental resultó a la larga decisiva, porque sin
su presencia, los carros soviéticos no se hubieran detenido en Berlín en la
primavera de 1945 y toda Europa hubiera quedado sometida a los dictados de
Moscú.
La
bomba. Japón estaba derrotado. Y lo sabía. A través de intermediarios pretendía
negociar la paz. Su única exigencia era que se respetase al Emperador. Pero los
aliados no se avinieron a ninguna condición. A pesar de todo ello, el fin de la
guerra parecía inminente y las divisiones en el gabinete de Tokio presagiaban
un rápido desenlace. La URSS, única potencia que no estaba en guerra con Japón,
pero que se preparaba para hacerlo en cuanto hubiera trasladado el grueso de
sus fuerzas a Asia, era la más reticente, porque no quería dejar escapar el botín
que ansiaba: Vladivostok, Sajalín y las Kuriles, que le permitirían un acceso
directo al Pacífico. En esas circunstancias, el presidente Truman, que al
contrario de Roosevelt mantenía una mala impresión de Stalin y pocas simpatías
por los soviéticos, ordenó lanzar la bomba atómica. Con ello aceleraría la ya
inevitable decisión japonesa, pero, sobre todo, mandaba el mensaje a Moscú de
que los Estados Unidos no sólo tenían la bomba, sino que no dudaban en usarla.
Clara advertencia para el mundo que se iniciaba en la posguerra. Nacía la Era
Atómica y ya se vislumbraba la Guerra Fría.
*ABC
viernes, 29 de agosto de 2014
EL CENTENARIO DE UN SIMBOLO: LA CRUZ DE HIERRO 1914
*El
Generalfeldmaschall Paul von Beneckendorff und von Hindenburg, portando al
cuello su Gran Cruz de la Cruz de Hierro 1914, junto con la medalla Pour le
Merite. Puede verse también la Estrella de la Gran Cruz de la Cruz de Hierro,
justo debajo de la Estrella de la Orden del Águila Negro.
Este año, se cumplió el centenario del
comienzo de la Primera Guerra Mundial. También conocida como <<Gran Guerra>>,
en su momento fue el peor escenario bélico de la historia. Europa no había
vivido un conflicto general desde las guerras napoleónicas, y esta nueva conflagración dejo un saldo de 20 millones de soldados y 15 millones de
civiles muertos, según algunos cálculos conservadores, cifra que otros
historiadores elevan a 65 millones de víctimas.
Un conflicto de una magnitud
desconocida hasta entonces, debía suscitar enormes cambios tanto en la
política, el nuevo diseño de fronteras y formas de gobernar, además de la
introducción de nuevas tecnologías que modificaron el arte de la guerra.
Fue en este contexto, cuando el
Ejercito Imperial Alemán y las Potencias Centrales batallaban a muerte contra
los aliados de la Entente, que la condecoración más conocida de la historia
volvió a ser reinstituida: la Cruz de
Hierro 1914. Medalla que a través del sacrificio de los hombres que la ganaron, con
su sencillo pero llamativo diseño, se convirtió en sinónimo del coraje y
triunfo alemán en la guerra.
INTRODUCCIÓN
En la historia de las condecoraciones
militares, pocas son tan simples o llamativas como la prusiana Eiserne Kreuz
(Cruz de Hierro). Esta condecoración fue creada por el rey Friedrich Wilhelm
III (1770-1840), durante las guerras napoleónicas. En 1806 Prusia fue derrotada
por Napoleón, y entró en un servilismo impuesto por los franceses. Tras la
retirada de Napoleón de Moscú en diciembre de 1812, el ejército prusiano, encontró
la oportunidad de cambiar de bando y se alió con Rusia contra Francia. El 10 de
marzo de 1813, una nueva medalla fue instituida para conmemorar el inicio de la
guerra contra Napoleón.
La nueva medalla fue diseñada por el
arquitecto Karl Friedrich Schinkel (1781-1841) Era una sencilla cruz de hierro ennegrecido,
con un borde de plata continua. Era fabricada en 3 piezas separadas, dos marcos
y el centro, que al soldarse formaban lo
que en la nomenclatura de la falerística, una rama de la numismática, se conoce como cruz paté. Una
cara tenía una sencilla ramita de hojas de roble (el árbol sagrado de Alemania)
en el centro, con el año 1813 en el brazo inferior, y las iniciales reales
<<FW>> y una corona en el brazo superior, la otra cara permaneció
en blanco. Hasta 1838, la cara en blanco era el lado frontal de la medalla, cuando
se aprobó como oficial la práctica de usar la medalla con la cara que llevaba
las hojas de roble al frente.
*Partes necesarias para la fabricación
de una Cruz de Hierro.
Tres grados de la medalla se instituyeron,
la Grosskreuz (Gran Cruz), I Klasse (primera
clase), y II Klasse (segunda clase), otorgadas por el mérito individual en
combate. Con un proceso de adjudicación sin distinción en una Prusia que por
entonces era una sociedad clasista, se convirtió en única dentro de todas las
demás condecoraciones de las casas reales
de la época. Se consideró que tanto un general como un simple soldado afectaban
el resultado de una batalla, separados sólo por sus individuales
responsabilidades. Esta rara lógica de la época dictaba que la Cruz de Hierro
se adjudicaría democráticamente, con todos los rangos elegibles para una clase
de la misma medalla. El tamaño de la primera y segunda clase es de alrededor de
44 mm, aunque existen ejemplares que van desde los 28 a los 62mm. La medalla de
I clase tenía unas pequeñas argollas soldadas a la parte trasera, por lo que
podría ser cosida a la túnica. La medalla de II clase iba suspendida por una
cinta conectada a un ojo o argolla soldada a la parte superior de la medalla.
Este listón era color negro con dos franjas blancas al borde, los colores del
estado de Prusia. También se otorgó una versión para no-combatientes, con la
diferencia que en esta medalla la cinta era blanca con dos franjas laterales
negras (colores invertidos de la medalla de combatiente) La Gran Cruz era una
versión más grande de la medalla, sobre 62 mm de tamaño. Era portada en el
cuello y suspendida por una versión más amplia de la cinta de II clase. Pocos
cambios se harían a estas medallas durante los siguientes 100 años.
La Cruz de Hierro en cualquiera de sus
clases solo podía ser otorgada en tiempo de guerra. De esta manera se pretendía
sustituir a otras condecoraciones tradicionales como la Rote Adlerorden (Orden
del Águila Roja) o la Pour le Mérite (conocida como la Blue Max durante la Gran
Guerra). En la práctica, todas estas otras medallas fueron otorgadas, así como
la Cruz de Hierro. La estrella de la Gran Cruz de Hierro fue creada el 26 de
junio de 1815 y otorgada por primera vez al Generalfeldmarschall Gebhard
Leberecht von Blücher, Fürst von Wahlstatt, por su participación en la victoria
en Waterloo. Esta medalla, también llamado el Blücherstern (Estrella de Blücher),
se encuentra en el centro de un gran destello de plata, y se lleva en el pecho.
Los prusianos, así como otros estados europeos, tenían una larga tradición de
condecoraciones otorgadas en varios grados, o clases, dependiendo del grado
militar y la posición social del destinatario.
Después de Waterloo, en 1815, la Cruz
de Hierro no sería concedida de nuevo hasta 1871, justo después del final de la
Guerra Franco-Prusiana. El 19 de julio 1870, la Cruz de Hierro fue reinstituida,
pero ninguna medalla fue otorgada hasta después del final de la contienda. En
1870 la Cruz de Hierro fue alterada para conmemorar la reciente victoria sobre
Francia. La cara de la medalla original, con la fecha de 1813 se mantuvo, pero
se convirtió en el reverso. El frente de la medalla de 1870 tenía una corona en
el brazo superior, la inicial real <<W>> en el centro, y 1870 en el
brazo inferior. La Gran Cruz de 1870 fue otorgado a nueve personas, incluyendo al
Káiser Wilhelm I (1797-1888). La Estrella de la Gran Cruz de Hierro de 1870 no
se concedió.
*Secuencia fotográfica que nos permite
observar el procedimiento manual de fabricación de las medallas durante la
Primera Guerra Mundial.
CRUZ
DE HIERRO 1914
*Cruz de Hierro I clase 1914
En agosto de 1914, Alemania estaba en
guerra con Francia, una vez más. El 5 de agosto de 1914, la Cruz de Hierro fue reinstituida.
Su diseño era idéntico a la medalla de 1870, con la única modificación
realizada en la fecha, que cambió de 1870 a 1914 en la cara frontal. La Gran
Cruz de la Cruz de Hierro 1914 fue otorgada al Káiser Wilhelm II (1859-1941), al
Generalfeldmarshall Paul von Hindenburg (1847-1934), al general der infanterie
Erich Ludendorff (1865-1937), al Generalfeldmarshall príncipe Leopoldo de
Baviera (1846-1930), y al Generalfeldmarshall August von Mackensen (1849-1945).
Durante la ofensiva de primavera de 1918, el Káiser otorgo al Generalfeldmarshall
von Hindenburg la única estrella de la Gran Cruz de la Cruz de Hierro de 1914.
La construcción de la medalla es como
ya mencionamos, con el centro de hierro ennegrecido, borde de plata, de alrededor
de 44 mm de diámetro. Ejemplares de los primeros meses de guerra suelen estar
marcados con el <<800 o 900>> de plata en el anillo donde se
suspende el listón. Los anchos del listón varían de 25 a 30 mm. La medalla de I
clase poseía un broche estilo <<aguja>> para ajustarla al uniforme.
A medida que avanzaba la guerra, la plata
y el hierro se hicieron más escasos, así que se construyeron medallas utilizando aleaciones tanto en el
centro como en el borde (que se hacía simulando la plata). Al final de la
guerra, se fabricaron también en una sola pieza de cobre macizo. Otra excepción
con respecto a periodos anteriores es sin duda la increíble expansión en el
número concedido durante los años 1914-1918. La mayoría de estimaciones cifran las
cantidades de Cruces de Hierro de II clase otorgadas en 4.000.000 y en 145.000
las de I clase.
*La Cruz de Hierro en El Salvador: el
general Eberhard Bonstedt (1886-1957), primero de derecha a izquierda, junto al
general chileno Raúl Labarca C. (centro) y el ministro de defensa coronel Marco
Antonio Molina (izquierda), en 1955. El general Bonstedt fue director de la
Escuela Militar de El Salvador en los años 1938-1939, y como veterano de la
Primera Guerra Mundial era poseedor de la Cruz de Hierro de I clase, la
cual puede apreciarse en su uniforme
salvadoreño.
*Cruz de Hierro II clase 1914, listón
de combatiente.
*Cruz de Hierro II clase 1914, listón
de no combatiente.
Durante la ceremonia de premiación el
listón, con la medalla adjunta, se colocaba a través del segundo agujero de
botón debajo del cuello de la guerrera. La medalla de II clase era por lo
general no portada, y sólo el listón fue
usado en el uniforme de diario. La Cruz de Hierro de I clase si era portada en
todo momento, incluso durante los combates, como lo dictaba la tradición
alemana.
*Soldado alemán portando la Cruz de
Hierro 1914 II clase, en su típica usanza al segundo botón de la guerrera. El
reglamento les permitía usar esta condecoración solo en ocasiones especiales,
para el servicio diario solo se portaba el listón, en la misma posición.
De 1915 en adelante, joyeros
produjeron medallas para adquisición privada, fuera de los canales de
distribución oficiales. Algunas eran planas como la medalla de emisión, otras eran
ligeramente abovedadas, y tenían como sistema de sujeción un tornillo y una tuerca
en ellos, que proporcionaba mayor
firmeza al portarla en combate, entre otros tipos de elaborado montaje. Los oficiales
normalmente tenían varios uniformes, y si podían permitirse el gasto, compraban
copias de todas sus medallas a un joyero, uno para cada uniforme que poseían.
La medalla de II clase se entregaba generalmente dentro de un sobre simple, mientras
que la medalla de I clase se entregaba en una pequeña caja de terciopelo o
cuero simulado. Generalmente se debía poseer previamente la II clase de la Cruz
de Hierro, antes de que se concediera la medalla de I clase. Hubo algunos casos
en los que la medalla de II clase fue galardonada con la de I clase al mismo
tiempo
*Este soldado del Imperio
Austro-Húngaro nos muestra la Cruz de Hierro II clase a la típica usanza
austriaca, con el listón doblado.
La Cruz de Hierro es una pieza muy
popular entre los coleccionistas. Esto ha conducido al aumento en el valor en
las medallas originales, y por supuesto ha llamado la atención de los
falsificadores, siempre atentos a obtener beneficios fraudulentos. En opinión
del autor, es legítimo comprar y poseer copias de colección, ya que algunas
piezas son escasas y por ello su precio tiende a ser prohibitivo para el
coleccionista promedio. Pero esto siempre y cuando el comprador sea informado
que es una pieza de colección moderna, y no se haga pasar a esta reproducción
como original para estafar al interesado. El hierro no se utiliza para fabricar
el centro de las reproducciones de la Cruz de Hierro, por lo que una prueba
simple con un imán determinará si el artículo es genuino. Por supuesto que esto
no es una prueba absoluta, ya que como mencionamos las medallas de finales de
la guerra también fueron fabricadas con centros de aleación, no magnéticas.
Otro punto a considerar es la calidad de las piezas originales, ya que si bien
han transcurrido 100 años desde que fueron producidas, y muchas reflejan ya el paso del tiempo, las
Cruces de Hierro originales conservan una indiscutible superioridad en cuanto a
su elaboración, comparada con las réplicas modernas. Por ello, recomendamos al
novel coleccionista, aumentar su conocimiento acerca de estos artículos, y
tomarse el tiempo para aprender y conocer los detalles de manufactura de estas
medallas, y así evitar una posible estafa.
*Colección del autor.
martes, 19 de agosto de 2014
3.7CM PANZERABWEHRKANONE 36
El PAK 36 era
el cañón anti tanque regular de la Wehrmacht al inicio de la Segunda Guerra Mundial,
desarrollado por Rheinmetall en 1933 y utilizado por primera vez en 1936. Un
pequeño número de estos fue enviado a España, con el fin de realizar pruebas en
combate durante la Guerra Civil Española de 1936 a 1939. El cañón era de tipo
convencional montado en un carruaje soportado por dos ruedas con neumáticos y
un pequeño escudo de protección para los servidores en la parte frontal. El
sistema de ruedas contaba con amortiguadores en espiral para su transporte.
El diseño
resulto de gran calidad y por ello fue copiado extensivamente por otras naciones.
Aunque su poder de penetración fue rápidamente sobrepasado por los nuevos
blindajes, entre sus ventajas se contaba la gran movilidad y rapidez con que podía ser puesto en acción por tan sólo dos
hombres (sólo pesaba 432 kg), sus dispositivos de puntería óptica de buena
calidad, su pequeño tamaño que lo hacían fácil de ocultar, y su muy alta tasa
de fuego. Esto, sumado al valor de sus servidores quienes muchas
veces abrían fuego a una corta distancia del enemigo (en algunas ocasiones a
escasos 50 metros) lo hacían un arma letal en el campo de batalla.
Se mostró
inicialmente como una arma adecuada para el empleo que se le asigno durante la
Guerra Civil Española y más tarde en la Campaña de Polonia, en donde en el único
gran ataque realizado por tanques polacos en la zona de Varsovia en Septiembre
12 de 1939, un solo cañón destruyo 6 tanques enemigos. Esto cambio en los
inicios del ataque a Francia, cuando aparecieron los tanques medios y pesados,
ingleses y franceses, donde las unidades caza tanques sufrieron graves pérdidas
por primera vez. Por esta época se mejoró su penetración con la introducción
del proyectil antitanque (Panzergranate 40) con núcleo de tungsteno y con una
velocidad inicial de 1020mps y un poder de penetración de 65mm de blindaje a
100mts.
En junio de
1941, luego del ataque alemán a la Unión Soviética, los efectivos que componían
las fuerzas blindadas soviéticas consistían
en 10.661 T-26, 2987 T-37 /38/40/50, 59 T-35, 442 T-28, 7659 BT, 957 T-34, y
530 KV para un total combinado de aproximadamente 23.295 tanques. Por lo tanto,
durante las fases iniciales de la Operación Barbarroja, el Pak 36 todavía pudo
penetrar el blindaje de la mayoría de los vehículos soviéticos a distancias de
hasta 1000 m en la parte delantera, con la notable excepción de los T-28s y
T-35 que sólo podía penetrar a menos de 100m. Sin embargo, se revelo impotente
contra el blindaje de los T-34 y KV.
Para mediados
de 1941 se habían fabricado unas 20.000 unidades, haciendo necesario encontrar
la manera de mejorar sus prestaciones, para ello se diseñó y desarrollo un
proyectil basado en el principio de la carga hueca, que iba instalado en la
boca del cañón (Stielgranate 41) Esta munición pesaba 8.6kgs, una longitud de
73.9cm y una carga de 2.42kgs de explosivo, su velocidad de 1100mps y un
alcance efectivo de 300mts; el inconveniente era que este proyectil debía ser
cargado por la parte delantera del arma.
El PAK 36 comenzó a ser reemplazado por el
nuevo 5 cm PAK 38 a mediados de 1940. Sin embargo se mantuvo como el arma
anti-tanque estándar para muchas unidades hasta 1942. Con la adición de la munición
perforante de tungsteno (Pzgr 40) los sirvientes de la Pak 36 finalmente
pudieron lograr destruir los T-34, pero sólo a través de un tiro directo al
blindaje trasera o lateral, un escenario que requería nervios de acero y que
era más bien suicida. Por su rápido despliegue, fue también un arma usada por
las unidades paracaidistas alemanas (Fallschirmjäger) ya que se podía mover
fácilmente con la mano, y esta movilidad lo hacía ideal para estas unidades que
operaban basados en la rapidez y sorpresa, muchas veces sin contacto con otras
fuerzas regulares de la Wehrmacht.
A medida que el
Pak 36 fue reemplazado gradualmente, muchos fueron añadidos a los semiorugas
SdKfz 251 para ser utilizados como soporte anti tanque ligero. Estos cañones
también se proporcionaron a las fuerzas aliadas de Alemania que luchaban en el frente
oriental, como el 3° y 4° ejércitos rumanos. Esto resultó particularmente
desastroso durante el cerco soviético (Operación Urano) en la batalla de
Stalingrado, cuando las fuerzas rumanas, ya desmoralizadas y disminuidas, se
llevaron la peor parte del principal empuje blindado soviético, y fueron
incapaces de detener los avances soviéticos debido a su extremadamente inadecuado
armamento anti-tanque. El Pak 36 también sirvió con los ejércitos de Finlandia,
Hungría y Eslovaquia.
También se
convirtió en un verdadero destructor de tanques en China. El Pak 36 era efectivo
contra el tanque japonés 95 Ha-Go y el tanque Tipo 97 Chi-Ha, ya que su
blindaje era bastante liviano. Por ejemplo, durante la Batalla de Taierzhuang
(1938) las unidades PaK 36 chinas destruyeron 13 tanques japoneses.
*Documento que acompañaba el otorgamiento de la insignia de herido en combate en negro, al Obergefreiter Heinz Schulze, del 1. Panzerjäger- Abteilung 561 (Sfl.), el 11 de mayo de 1943. El obergefreiter Schulze fue sirviente de un Pak 36 en la 1 compañía del batallón de cazadores de tanques 561, que opero en el frente del este, como parte del XXVIII cuerpo de ejército, parte a su vez del XVIII ejercito alemán. Este batallón estaba formado, para octubre de 1942, por 3 compañías, cada una con una dotación de 4 Pak 36 (3.7 cm) y 6 Pak 38 (5 cm). Luego fue renombrado batallón caza tanques autopropulsado 561, siendo equipado con el destructor de tanques Marder.
*Obergefreiter Heinz Schulze, a la izquierda, sosteniendo la munición de su Pak 36, frente del este, 1942.
3.7cm
Panzerabwehrkanone 36
DATOS TECNICOS
Calibre 37mm
Longitud del cañón
1.66m L/45
Longitud del
anima 1.56
Sistema de
fuego: percusión
Altura: 1.17 m
Giro: 60°
Elevación -5° a
+25°
Peso en acción:
432kg
PRESTACIONES
Utilizando un
proyectil estándar Peso 0.68kg
Velocidad
inicial: 762mps
Penetración a
100m: 65mm a 0°/50mm a 30°
Penetración a
500m: 48mm a 0°/36mm a 30°
Utilizando un
proyectil de tungsteno Peso 0.35kg
Velocidad
inicial: 1030mps
Penetración a
100m: 79mm a 0°/68mm a 30°
Penetración a
500m: 50mm a 0°/40mm a 30°
Tabla
de probabilidad de impacto efectivo contra blancos de 2.5 m x 2 m
Rango Penetración entrenamiento en
combate
100
m 64 mm 100% 100%
500
m 31 mm 100% 100%
1000
m 22 mm 100% 85%
1500
m 20 mm 95% 61%
2000 m 0 mm 85% 43%
MUNICIÓN
3.7cm PAK Pzgr:
peso del proyectil 0.68kg, proyectil completo 1.32kg; fusible Tipo Bd Z 5103.
Era el proyectil estándar introducido con el arma y el proyectil no contaba con
cubierta protectora en la cabeza. El explosivo eran 13gm de PETN y la carga
impulsora 175gm de Digl R P.
3.7cm PAK Pzgr
40: peso del proyectil 0.35kg; peso completo 0.97kg. Proyectil construido con
el núcleo de tungsteno y del tipo "cabeza en flecha". Era muy
parecido a un proyectil tipo "anima decreciente" como el usado en
el 2.8cm schwere Panzerbüchse 41 con un
cuerpo subcalibrado, soportado por bordes. Consistía en un corazón de tungsteno
soportado en un cuerpo de dos piezas, la parte posterior estaba construida en
acero y la sección de la nariz en aluminio. La carga impulsora era 150gm de Ngl
R P.
3.7cm Sprgr
Patr: peso del proyectil 0.61kg, proyectil completo 0.97kg; fusible Tipo AZ 39.
Era el proyectil HE (alto explosivo) para ser utilizado contra personal y vehículos
ligeros. Contaba con un elemento trazador alojado en la parte trasera de la
banda de guía del proyectil. El explosivo eran 25gm de TNT y la carga impulsora
164gm de Digl R P.
3.7cm
Stielgranate 41: este era también conocido como 3.7cm Aufsteck Geschoss. El
peso del proyectil era 8.60kg, fusible Tipo AZ5075. Este proyectil fue
desarrollado en un intento de extender la vida útil del arma, proveyéndola con
un proyectil de carga hueca. Detrás de la cabeza de carga hueca iba una carga
de 2.42kg de ciclónita/TNT y un fusible, el proyectil iba montado en la boca
del cañón, el desempeño del arma, equipada con este tipo de proyectil, era formidable, podía penetrar un blindaje de
180mm a cualquier distancia, aunque su velocidad inicial de 110mps, restringía
su alcance a 300m, su alcance máximo practico era de 800m. La carga propulsora era
217gm de Ngl R P.
*Colección del
autor
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